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No era tan fácil cómo parecía, tal vez debió de haber pensado el hecho de alejarme de el. Era raro no recibir ningún mensaje de el en todo el día, había pasado toda una semana sin siquiera cruzar la mirada con aquel. Y como nadie se imaginaba lo que pasaba por su mente, Delilah se guardaba su dolor para ella. Annie y Jaeden la felicitaron por la decisión que había tomado, sin embargo no soportaban cuando hacía algún comentario sobre lo mucho que extrañaba cualquier cosa de él.

— extraño su aroma. —era lo que más había dicho Delilah desde haber tomado aquella decisión, y ambos de sus amigos estaban hartos de escucharla.

— ¡lo sabemos! ¡lo has dicho más de 10 veces en la semana! —respondió Jaeden.

— Si lo ibas a extrañar tanto, ¿por que te alejaste? —dijo Annie, y antes de que Delilah pudiera responder, se respondió a sí misma. — ¡Por que es un adicto de mierda! ¡exacto!

— no es un adicto, solo consume drogas de vez en cuando!

— De vez en cuando dice! —dijo Jaeden con cierta ironía. — créeme que tengo muchos amigos que empezaron así, y ahora están anexados.

Delilah suspiro y se recostó sobre la mesa, escondiendo su rostro entre sus brazos. — ¿por qué me enamoro tan fácil?

— Podrías enamorarte de Noah, el no es un adicto. —Annie dijo y Jaeden asintió con la cabeza varías veces.

— si el fue el supuesto "amigo" que te lo dijo "por tu bien" es que fue a propósito para quedarse contigo.

— eso no es cierto...

no, Noah no era una opción. Sabia que si llegaba a estar con Noah, Finn estaría todo el día en su cabeza. Todo hubiera sido diferente si no se hubiera alejado, y no podía dejar de debatir en su mente si había tomado la mejor decisión o no.

• • •

Era el primer día que iba a la escuela después de aquella discusión. Había decidido no asistir pues sabía que si veía a Delilah iba a derrumbarse, y la pregunta aquí era ¿como?

¿Como es que había logrado tener ese impacto tan grande en el? Si hace tan solo un mes tenía la vida de siempre, la que se le había acomodado por más de un año, y es raro como una persona llega y lo cambia todo, y después se va sin siquiera despedirse de manera adecuada. Suena estúpido, incluso ridículo . Apenas y conocía a Delilah desde hace un mes.

Caminaba por los pasillos, evitando el contacto visual con cualquier persona, hasta que unos ojos verdes se toparon con su mirada. Dicen que cuando las miradas se encuentran, es porque algo buscan, y no dudaba que fuera así. Al ver a Delilah, Finn sintió una punzada en el pecho e inmediatamente sonrió, una sonrisa que claramente no fue correspondida. Era su culpa, eso lo tenía muy claro, pero como podía pedirle algo así? Se dice que el amor lo puede todo pero como iba a poder superar eso si no tenía el único amor que quería.

El día parecía eterno, y la hora de salida parecía que se aplazaba cada vez más, hasta que por fin salieron. Caminaba hasta su auto hasta que vio que Delilah caminaba hasta allí, frunció el ceño confundido, sino quería verlo ¿por que iría hasta su auto? Se detuvo al llegar a este y volteó a verla, esta tenía la mirada baja, algo que no era extraño.

— ¿Que haces aquí? —dijo Finn rompiendo el silencio, mientras se recargaba en su auto.

Delilah levanto la mirada al escuchar la voz del chico y rápidamente sacudió la cabeza. Ella no debía de estar ahí, no tenía idea de porqué había caminado hasta aquel lugar, así que simplemente se dio al vuelta y camino hasta su auto.

— Por favor, contéstame. —Finn estiro su mano para tomar de la muñeca de la contraria, provocando que esta se detuviera. — Déjame llevarte a casa, vale?

𝐇𝐞 𝐰𝐚𝐬 𝐚𝐧 𝐢𝐝𝐢𝐨𝐭 - 𝐅𝐢𝐧𝐧 𝐖𝐨𝐥𝐟𝐡𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora