Imbécil.

909 12 0
                                    

– ¿A qué esperas?  Venga tira.

–No me apetece acompañarte de nuevo a hacer el photoshoot.

– ¿Ah no? ¿Entonces que vas a hacer? Te da miedo estar por ahí sola y lo sabes.

–Perdona, pero yo ya soy toda una adulta.

–Sí, claro. Por eso aún soy tu nueva mamá ¿no?

– ¿Te he dicho ya que te quiero?

Clara resopló y tiró de mi brazo violentamente, a lo que yo grité, para acabar riendo avergonzada, se nos había quedado mirando algunas personas. Caminábamos por las calles de Madrid. Clara como siempre super mona: blusa, shorts y unas Panama Jack. Yo en cambio llevaba un top blanco, una falda con estampado escocés rojo y azul marino, para terminar con unas Dr. Martens negras. Me coloqué bien el pelo y miré de reojo su trenza de espiga.

–Entonces… ¿Para qué anuncio eran las fotos?

–Oysho.

–Oh, bien, bien… Me gusta la tienda.

–Lo sé, te gustan todas.

–No, no todas.

Y como siempre estuvimos haciendo una conversación estúpida. Finalmente llegamos a donde tenía que hacerse las fotos. Me mantuve por un rato a dentro, pero me atosigaba todo y me agobiaba. Realmente me sentía rara, ya que Clara había conseguido lo de ser modelo, meterse en el mundillo. Yo no tuve tanta suerte, finalmente acabé haciendo lo que mis padres querían que hiciera: ir a la Universidad. Ellos ni de coña se creían que lo que decía de adolescente era de verdad, creían que soñaba y luego ya deliraba. Pero estaba feliz de que Clara estuviera cumpliendo su sueño.

Al final decidí salir a fuera y me apoyé contra la pared al lado de la puerta. Vi que había gente que había salido a fumar. Yo no fumaba, realmente nunca me había interesado algo tan banal. Aburrida y con las manos tras mi culo, tocando la fría pared con la palma de mis manos, empecé a patear un trozo de papel que había. Tampoco hacía mucho, acababa donde yo te dijera.

Así de la nada me noté observada. Sí, podéis llamarme loca, pero realmente tenía el presentimiento de que me miraban. Alcé uno de mis brazos apartándome mechones de pelo, colocando estos detrás de la oreja izquierda. Miré a mí alrededor con los ojos entrecerrados. Claramente pasaba mucha gente que iba de compras o a saber que hacían por ahí, pero no encontraba a alguien que realmente me mirara fijamente. Me encogí de hombros, para acabar resoplando y alisar mi falda.

Rubén P. O. V.

Era ella, no me lo creía. Me empecé a poner nervioso, me coloqué bien las gafas de sol y apreté mis manos entre sí. Realmente era gracioso que no me viera, vamos, era un pino enorme temblando y el cual la miraba fijamente, pero me escondía tras un árbol.

– ¿Eh esah?

–Sí.

–Vaya, eh muy monah.

– ¿Has visto como me va vestida? Uff… Me estoy poniendo palote.

–Tiene unas piernas bonitas.

–A ver.

Me asomé rápidamente del árbol y aparté a Mangel para poder verla. La miré de nuevo de arriba a bajo. Me quedé completamente callado, tragando lentamente y resoplando. Acabé escondiéndome de nuevo, para empezar a revolverme el pelo y taparme la boca.

–Tranquilísate Rubiuh, zeguro que eh maja y to.

–Que no, que no puedo Mahe. Me estoy poniendo muy nervioso.

Serendipia (Fanfic elrubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora