»lucas jade zumann.

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» Mi Nuevo Vicio
No se te entiende a lo que quieres jugar
Pero como contigo la casa nunca pierde
La trampa de tus manos me seduce a apostar

— Es tu culpa — me regañó Lucas —, si no fueras una busca problemas no nos habrían encerrado aquí.

— ¿Mi culpa? — contesté indignada —, nadie te mandó a meterte donde no te llaman.

— ¡Ese tipo te iba a patear!, ¿cómo se te ocurre pelearte con alguien en medio del laboratorio de ciencias? — respondió, la verdad es que lo que menos quería era que me viera como algún tipo de mala persona —, en serio Abby, ¿qué pasó?

— No es de tu incumbencia. — creí que mientras menos le hablara más rápido se esfumaría ese sentimiento, esa necesidad de estar cerca suyo —

La cara de Lucas fue de sorpresa durante unos momentos, alzó las cejas y me vió con algo de indiferencia en sus ojos.

— De acuerdo, no te voy a hablar. Pero de no ser por mi estarías en la enfermería, no en detención.

— ¡Oh, vaya! — reí sarcásticamente —, ¡vean nada más, el héroe de héroes! Mejor que Superman, ¿no es así?, te sobrestimas, Lucas. No te necesito. No necesito que un chico con problemas de superioridad me “proteja” según él — dije, haciendo comillas en los dedos cuando dije "proteja" —. Estoy bien sin ti, no te debo nada.

Claramente herí su orgullo, cruzó los brazos, se reclinó sobre la espalda de la silla y alzó la cabeza hacia el techo.

— ¡Bien! — gritó, enojado.

— ¡Bien! — le respondí de la misma forma.

— ¡Bien! — siguió.

— ¡Bien! — suspiré por última vez, tal vez no era la mejor idea quedarnos enojados todo ese tiempo —, aunque...

— ¡Aghh! — refunfuñó, poniendo sus codos sobre sus rodillas y sus manos en su cara —, ¿ahora qué?

— Estaremos aquí toda la tarde. Sinceramente, lo que menos esperaba cuando desperté esta mañana era pasarla contigo, pero aquí estamos. No pienso quedarme aburrida todo el rato.

— Cambias muy rápido de opinión — dijo, rodando los ojos —, ¿qué propones, señorita todo-lo-puedo-sola?

— No voy a mentir — respondí —, tus cejas son lindas. Y llevo semanas pensando en que me muero por limpiarlas, tengo unas pinzas para cejas en la mochila. ¿Puedo? — pregunté, más tranquila, esperando que eso fuera suficiente para soportarnos el resto del dia —

Alzó una de sus cejas y me vió con confusión:

— ¿Cómo limpias algo con pinzas?

— No eres muy listo — reí por lo bajo —, no me refiero a literalmente limpiar la ceja con agua y jabón, sólo te quitaré los vellos de más. Sacar la ceja, depilarla, rasurarla, no sé, cómo le quieras llamar.

Él se lo pensó durante unos minutos, seguía viéndome con cara de confusión, tenía una mano en su barbilla.

— De acuerdo, está bien, pero, ¿pinzas?, ¿va a doler?

» one shots ; PEDIDOS CERRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora