#25

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—¡Nicholás! — grité desesperada.

Los golpes se hacían con más fuerza.

—¡Callate! ¡Callate! ¡Callate!— Celeste tomó mi mentón y me obligó a mirarla mientras lloraba de dolor.

Tenía cortes en mis piernas y cada vez me sentía cada vez más débil.
No tenía fuerzas para siquiera verla además creo que perderé muy pronto el conocimiento.

—Celeste escucha— dije entre sollozos— podemos ayudarte a estar bien..

—Eres horrible..

—Te haremos preguntas para saber que necesitas..

—Ni siquiera tienes buenas curvas.

—Lo único que te pido es que dejes de hacer esto y salir por esa puerta..

—Nicholás solo esta experimentado contigo.

Cada palabra me dolió pero traté de hacer lo posible para que ella razonara; veo que su trastorno esta muy avanzado.

La puerta se abrió de golpe y por ella entraron varios policías que se aventaron hacia Celeste para quitármela de encima.

La inmovilizaron en el suelo mientras que a mí otro policía me quitaba las sogas de las muñecas.

—¡Una ambulancia!— gritó el policía.

Otra persona se acercó y me cargo en brazos hacia la parte de arriba.

—¡No vas a escapar de mí!— escuché su grito.

Mientras el policía corría pude ver a Nicholás discutir algo con otro agente pero cuando me vio pasar y se apresuró a acercarse a mí.

—¡Avery! Por Dios.. — mencionó preocupado.

—Manténgase a distancia— mencionó el oficial que me cargaba.

—Estoy bien.. — dije y sonreí un poco.

La ambulancia ya estaba fuera de la casa, con ayuda de los enfermeros me subieron a una camilla, me colocaron gasas y curaron mis heridas.

—¿Sientes algún otro dolor?— preguntó un  enfermero.

—La de mi pierna izquierda duele demasiado.. — dije con pesar.

—Entiendo, te pondré un sedante para dormir y tratarla ¿de acuerdo?

Asentí.

— Estarás bien Avery— le escuché decir a Nicholás.

Mis párpados pesaban así que cedí al cansancio.

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Sólo sentía que el lugar donde me encontraba era incómodo e intenté abrir mis ojos. Al hacerlo noté que una manta me cubría parte de la cintura para abajo.

Mi vista viajó a mi derecha, ahí mis padres se encontraban dormidos y a la esquina estaba Nicholás quien también se encontraba cansado.

Miré mis brazos y pude notar que también tenían vendas; una ultravenosa salía de mi brazo proporcionando sangre a mi sistema.

—Avery.. — dijo Nicholás y se acercó, su mención despertó a mis padres.

Mi madre se acercó y me acarició mi frente mientras que mi padre me sonreía aliviado.

—¿Como te sientes hija?— preguntó mi padre.

—Solo me duelen un poco las heridas..

—Tuviste una de siete puntadas en tu pierna, fue la más grave linda— dijo mi mamá.

Nicholás se mantenía callado, al mirarlo se veía aliviado.

Aun no estoy segura de querer estar con él, no tengo muy buena autoestima y sinceramente creo que el estará mejor sin mí al lado de algo más que amigos.

Creo que debe ser así.

—¿Donde está Ian?— pregunté ya que no estaba aquí.

Mis padres guardaron silencio un momento pero papá habló después.

—Él está en otro cuarto— me sorprendí— pero tranquila; al parecer la chica lo paralizó a el también para que no notará nada.

—Pero si esta bien ¿no?

—Si linda sí— dijo mamá— solo que le hicieron un lavado de intestino para quitarlo y ahora está descansando.

Así que Celeste también le hizo a mi hermano, es por eso que yo creí que dormía cuando ella lo
durmió.

Maldita..

Conmigo pude aceptarlo, pero el ni la conocía y decidió hacerle mál.

Detrás de tu Sombra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora