4. Y sus estelas caen.

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La fecha exacta en la que se volvieron a conocer, fue en abril, bajo un roble del jardín imperial.

Dorado miró a azul.

Azul miró a dorado.

Y todo se volvió a repetir.

—Ijekiel—Jennette tomó de la manga a su prometido y le sonrió—, ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?

Athanasia parpadeó, con fragmentos de una risa ronca en sus recuerdos.

"Nunca te dejaré, mi princesa" él le susurró, bajó cálidas sabanas a media noche y suaves suspiros de amor.

Entonces ella estaba de vuelta frente a su media hermana, que sostenía de un brazo a su prometido.

Era él.

Lord Ijekiel Alfierce.

Alto, guapo, su cabello se rizaba sobre su flequillo como recordaba desde que era una niña, sus ojos dorados se arrugaban en las esquinas al sonreír, sus labios finos formaban una media luna elegante y sus manos de caballero tenían ese lunar en el dedo menique que combinaba con el de Athanasia.

Era él.

Después de todo ese tiempo, era él.

Y a su lado estaba prendida su amada media hermana, la prometida de su caballero dorado.

Su Kiel.

La historia se volvió a repetir ese día.

Como el Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora