10. «Es nuestro enemigo»

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Jake


Las semanas siguientes a la iniciación de Luke en el círculo fueron bastante tranquilas, aún con la amenaza latente de los cazadores en Ipswich.

Había intentando arreglar las cosas con Sarah más veces de las que podía recordar, pero ya había tomado su decisión y no iba a dar vuelta atrás.

No sabía qué hacer para sacármela de la cabeza. Había intentado estar con otras chicas, pero no había resultado.

Como todos los días, me dirigía a Joe's por una hamburguesa, cuando vi a Faye e Izán salir por el callejón, siendo cuidadosos de evadir a los guardaespaldas de él, que esperaban al frente.

Los seguí hasta el viejo cementerio, cubierto por grandes tumbas y criptas. Llegaron hasta la cripta de los padres de Faye, que era lo bastante espaciosa para albergar a varias personas ahí dentro.

Faye parecía estar feliz al lado de Izán, y él la miraba tiernamente, escuchando atentamente a todo lo que ella decía. Me aclaré la garganta, sobresaltando a ambos.

—¡Jake! —exclamó Faye, sorprendida.

—¿Qué es todo esto? —le pregunté —, él es nuestro enemigo, Faye.

—Tranquilo, chaval —me pidió Izán —, que yo no estoy en contra de nadie.

—Le estoy ayudando a controlar sus poderes —dijo Faye —. Izán no está de acuerdo con los planes de su madre.

—Sí, y yo me chupo el dedo, ¿no? —dije.

Faye se acercó a mí y me tocó, y una electricidad recorrió mi cuerpo, y de repente, ya no estábamos en aquella cripta.

Faye se acercó a mí y me tocó, y una electricidad recorrió mi cuerpo, y de repente, ya no estábamos en aquella cripta

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Todo era tan confuso en ese momento. Faye y yo estábamos frente a Joe's, pero había una gran cortina de humo que impedía ver con claridad. Había edificios en fuego, algunos cerca y otros a lo lejos. Era el mismo escenario del sueño que había tenido semanas atrás.

El pueblo estaba desolado y una sensación de agonía invadió mi cuerpo. Me volví hacia Faye, quien contemplaba la escena con horror.

—¿Dónde estamos? —le pregunté.

—Es una visión —dijo con pesar.

—¿Qué le ha pasado al pueblo? —quise saber.

—No lo sé —respondió ella.

¿Caleb?, por favor responde —se escuchó la voz de Izán a lo lejos.

Faye y yo caminamos unos metros hasta encontrarlo. Estaba tirado, a mitad de la calle, sosteniendo a Caleb entre sus brazos. Tropecé con algo y caí de bruces. Ahí estaba Sarah, en el suelo, sin vida, con sus ojos bien abiertos, llenos de terror.

Grité asustado y me incorporé. El humo se había disipado un poco, dejando ver la destrucción y muerte que reinaba en el pueblo. Al lado del cuerpo de Sarah, yacía Diana y a su lado, tomado de su mano, estaba Chase. Nick, Faye y yo estábamos a unos metros de ellos, inhertes. Al centro estaba Caleb, e Izán llorando por él, sin percatarse de nuestra presencia.

Los Hijos de Ipswich y los cazadores de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora