Best Part of Me {Shawn Mendes Fan Fiction}

epilogue.

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   Marzo, 1975. 

—¿Te duele mucho, cariño?.—Seco con cuidado la frente de mi chica y beso su nariz en cuanto le veo asentir. Alcanzo un par de almohadas extras y las coloco en su espalda para su mayor comodidad. Observo como mamá deja sobre sus piernas una amplia sabana azul y revisa la situación con discreción.

—Bien, linda. La hora ha llegado. Estamos a punto de conocer al nuevo o nueva integrante de esta familia.

Finalmente el día del parto ha llegado. Daisy ha decidido rechazar mi propuesta de un parto en un hospital y ha decidido tener un parto en casa siendo mi madre su partera. Ha decidido que solo yo le acompañe y asista a mamá en este momento dejando fuera a su hermana, padre y toda persona que quisiera verle.

No me gusta verle de esta manera y solo limitarme a secar el sudor de su frente y enjuagar sus lágrimas. Quisiera ser yo quien tomara el sufrimiento. Lo único que puede reconfortarme en este momento es la recompensa que nos espera al final del día. Y es así como en medio de gritos y palabras de aliento le damos la bienvenida a Margarett Anne Mendes, la bebé más preciosa que mis ojos pudieron haber visto.

Daisy le recibe gustosa en brazos apenas y aquella pequeña conoce el mundo, besa su cabecita escasamente limpia por una toalla blanca y me mira con los ojos cristalinos llenos de amor sin poder creer que finalmente hemos creado la familia que tanta falta nos hacía.

—Estoy tan orgulloso de ti, Daisy. Las adoro, mis hermosas margaritas.

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   Julio, 1975.

—No te creo.—Daisy me mira atónita ante la enorme noticia que le he dado. Finalmente el negocio que he montado con Oliver y Harry nos ha dado frutos y finamente hemos logrado cerrar un trato gordo con uno de los más importantes inversionistas de Londres. 

—¡Créelo! ¡Lo conseguimos!.—Me abraza emocionada y besa mis labios con euforia. Finalmente podré darle a mis chicas el nivel de vida que merecen. 

—¡Santo cielo que gran noticia!

—Iniciaremos las entregas el lunes muy temprano, un año entero con entregas diarias. Si al finalizar el año quedan satisfechos con nuestro trabajo será permanente. ¿Te das cuenta de la oportunidad que es esto?

—Estoy tan orgullosa de ti.

—No sería nada sin ti.

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  Enero 1976.

—¿Quieres llevarte esto a la nueva casa?.—Hemos conseguido un sitio más grande para nuestra familia. Nuestra pequeña empresa cada día es más reconocida y con ello las oportunidades no dejan de llegar, me siento en las nubes pero tengo los pies bien puestos en la tierra gracias a las dos chicas de mi vida. Daisy mira con cierta nostalgia el primer televisor que compramos juntos tiempo atrás y sigue encargándose de empacar los últimos platos de nuestra cocina.

—Si, cielo. Sé que tenemos uno mejor ahora pero me cuesta un poquito renunciar a el. Fue el primer objeto que compramos juntos.

—Bien, lo llevaremos entonces.

Nuestro nuevo hogar es más grande, lo suficiente como para poder brindarle a mi madre y a nuestra pequeña Maggie sus propias habitaciones. Finalmente he podido darle a Daisy su cocina de ensueño y me he encargado de pagarle tantos cursos culinarios ha deseado para mejorar sus propias recetas. 

—Lo tenemos todo, cielo.—Me sonríe una vez que le pregunto si es que necesita algo más en nuestra vida.—Nos tienen como reinas. No podríamos necesitar nada más.

—A mi me hace falta algo.

—¿Qué?.—Tomo su mano izquierda y beso sus nudillos antes de acariciar con cuidado el pequeño anillo de diamante que adorna su dedo desde hace un par de años.

—Que cumpla mi promesa de hacerte mi esposa. Llevas tiempo con este anillo puesto, es tiempo de agregar otro un poco más significativo. ¿Qué dices?, ¿Aceptas casarte conmigo?

Sé que ella es la única cosa que he hecho bien en todo este tiempo. Nunca voy a dejarle ir.

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   Abril, 1977.

Daisy luce preciosa con su gran vestido blanco. Es un sueño verla entrar al altar tomada del brazo de su padre luciendo una sonrisa enorme y una mirada llena de brillo. Tomar su mano se siente irreal, toda una fantasía que me hace flotar completamente enamorado en el momento en el que escucho un Si, Acepto de su parte. Caer en cuenta que ya es mi esposa es un acontecimiento tan grande que me es difícil asimilar pero lo hago una vez que ella besa mis labios y los aplausos de todos los asistentes llenan la iglesia de una burbuja llena de felicidad

Si me hubiesen dicho que viviría un sueño como este hace doce años los tomaría a todos como locos. Nunca creí ser merecedor de un amor tan grande como el que ella me brinda cada día, no creí formar la preciosa familia que ahora me mantiene positivo y en el lugar correcto. No me amaba a mi mismo hace doce años, ¿Quién diría que encontraría a la persona que me amara de la forma en la que yo no lo hacía?

Sin duda ella siempre será la mejor parte de mí. 

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