Hielo dividido.

No seas ingenuo.

Recostado en su cama no dejaba de darle vueltas a las palabras de Toshinori. Eran chocantes porque tenían razón. Sabía que él había botado a la basura su amistad con Izuku por su ego herido, porque en ese tiempo se sentía el mayor confidente del pecoso peliverde. Saber que el pecoso le había mentido fue un golpe duro a su ego y corazón.

—Bakugou, Izuku y tú siempre serán mis mejores pupilos, me molesta como terminaron las cosas entre ustedes y me siento culpable por ello, ya que fui yo quien le insistió a Midoriya para que cambiara de deporte porque, era lo mejor para él, así perdiera al que podría ser mi mejor estratega... era ágil con los patines pero no para el hockey.
—¿Estás diciendo que yo no sirvo? ¿Que mis jugadas no funcionan?
—Katsuki... sabes a lo que me refiero, lo que digo es que así como a ti te dolió separarte de tu amigo, a mi también me dolió deshacer la dupla que formaban. Ambos son excelentes pero, uno no pertenecía a la pista de Hockey.
—Está bien, lo sé pero, dime ¿por qué el sermón?
—No me iré por las ramas... si vuelves a pelear con Todoroki por Izuku, te suspenderé tres juegos.
—¡Qué! ¡El maldito mitad mitad es quien me jode! —no desmintió que fuera por el peliverde.
—Y tú caes en sus provocaciones, seamos sinceros, no es muy difícil hacerte enojar. Lo hago por tu bien, una riña les afectará a ambos, los dos son titulares de sus federaciones, un escándalo de este tipo hará que los expulsen.
—Maldición...
—Si necesitas hablar con Izuku, espera un poco, tarde o temprano se acercará si demuestras que ya no eres ese niño de 10 años, sino un joven de 19 que sabe usar su cabeza.
—No me jodas... —suspiró. No negó de nueva cuenta que su ánimo era por el pecoso.
—So me permites opinar, sería buena idea comenzar a poner tu nombre en los regalos que le mandas en cada competencia —sonrió, mientras Katsuki, avergonzado, alejaba su vista del mayor.

Quisiera admitirlo o no, su entrenador tenía razón. Conocía a Izuku y mientras más lo presionara más terco se pondría. El peliverde aún era ese miedoso que recordaba pero, su confianza había crecido y no se dejaría amedrentar por nadie, se lo había dejado claro ese día en gimnasio.

Maldecía que hubiera sido asignado a su pista, de no ser así la necesidad de acercarse al pecoso se mitigaría pero, no era el caso... aunque sospechaba que sus entrenadores tenían algo que ver; tal vez era tiempo de arreglar las cosas, de dejar de esconderse en las competencias de Izuku, de admitir que sentía un cúmulo de emociones por el peliverde que aún no podía darles nombre. Esa noche se quedó dormido pensando en el ojijade, por suerte no iría en varios días a la pista, y podría pensar con claridad.

Izuku llegó al gimnasio con sigilo, no quería toparse de repente a Kacchan, se escondía tras sus cosas, sin poder evitar lo ridículo y tierno que se miraba en ese momento, sin embargo, debía ser cauteloso, al menos quería estar preparado si el blondo se acercara a él. El sonido de un obturador lo hizo voltear.

—Bakugou no vendrá hoy, conejito —comentó Shinso a su costado, con el celular en la mano.
—¡Qué! ¡Yo... yo no... yo no estoy buscándolo!
—Y yo soy la reina de Inglaterra. Tranquilo, debes de saber que mañana tiene un juego amistoso, debe descansar así que no lo veremos hasta en unos días más. Digo, si es que no vas al juego como es tu costumbre...
—Recuérdame porqué te dije eso...
—Porque estabas ebrio y tiendes a hablar de más en ese estado —se burló.
—Oh, tienes razón... debes recordarme no volver a beber contigo.
—No prometo nada. Por cierto ¿supiste de la riña entre Todoroki y Bakugou?
—Denki me comentó algo, aunque no sé el porqué, ellos se repelen y se llevan mal por alguna razón...
—Esa razón tiene unas lindas pecas, cabello y ojos esmeralda, sin contar que es un patinador muy bueno.
—Shinso... a Kacchan es imposible que le atraiga, no creo que sea homofóbico pero, se que es heterosexual, sabes que ha salido con varias porristas —sobó su brazo a manera de consuelo.
—Han sido sólo rumores que ellas mismas esparcen —comentó el pelimorado.
—Por algo serán... y Todoroki sabe que no funciona lo de nosotros, lo intentamos y no pude olvidar a Kacchan —Shinso rodó los ojos.
—Si tú lo dices... sigue engañándote mientras haces 40 minutos de caminadora.
—¿40?
—¿Olvidas que tienes una exhibición en una semana? No te quejes y hazlo. Regreso en un rato —se despidió el ojeroso.

Ese día estuvo tranquilo, no indagó en el tema de la riña, practicó su rutina para la exhibición, Shoto se mantuvo un poco distanciado de él, supuso que Aizawa le había puesto un ultimátum, no tenía que ser un genio para saber que definitivamente la riña había sido por él. Denki tampoco habló al respecto pero sí le pidió un favor al peliverde.

—Izuku, necesito tu ayuda... —pidió el rubio.
—¿Qué necesitas?
—Kirishima...
—¿El del equipo de Hockey? ¿Te está molestando?
—No, no, no, para nada...
—¿Entonces?
—Me dio un pase para que pudiera ver el juego amistoso de mañana desde la jaula y no quiero ir solo ¿podrías acompañarme?
—No, no planeo meterme en la boca del León. Kacchan me echaría al verme ahí.
—¡Por favor Izuku! Puedo pedirle a Kirishima que intervenga si pasa algo, ademas Bakugou está condicionado otro escándalo como el de ayer y quedará suspendido por 3 juegos de la temporada.
—¿Cómo sabes?
—Eijiro es el mejor amigo de Bakugou, él se lo contó —Izuku sintió un dolor en el pecho.
—¿Es muy importante que vayas?
—Sí, creo que nos atraemos y...
—Está bien pero si Kacchan se pone pesado me iré ¿está bien?
—Claro... Eijiro dijo que Bakugou se podría feliz de verte —sonrió— por eso me sugirió que te invitara.
—En serio me odian ¿verdad? —se quejó Izuku.
—No seas pesimista. Mañana después del entrenamiento, trae ropa para una cita, puede que tengamos suerte y salgamos con ellos.
—Denki... por favor, tú vete presentable y disfruta con Kirishima, después del partido me iré a casa...
—Aguafiestas...

Ambos siguieron con el entrenamiento de ese día. Midoriya no se quitaba de la mente lo que le había dicho Kaminari "Bakugou se pondrá feliz al verte", no quería ser ingenuo aunque tener esa pequeña esperanza le alegraba el día.