Parte 2

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Jonathan y yo, nos levantamos corriendo. No escuchamos la primera alarma. No hubo tiempo para que desayunaramos algo.

No tuvimos otra opción que comprar un café en el aeropuerto.

Subimos al coche, dejando las maletas en el asiento trasero. Jonathan manejó hasta nuestro destino, el aeropuerto.

Al llegar, cada uno bajo su maleta, aunque a lo último, Jonathan insistió en llevar la mía, y eso hizo, sabía que protestar no serviría en nada. Cerramos el coche con alarma, se quedaría en el aeropuerto hasta el regreso de alguno, aunque no sabíamos cuando sería.

Sabía que yo sería la primera en llegar, por lo que decidí que mejor me quedaría con las llaves, y las guarde en mi bolsillo del pantalón.

—Estoy segura que yo estaré aquí, lo antes posible—Me cruce de brazos. Jonathan negó pidiendo las llaves. Pensaba que las perdería.

—No, mejor yo me las quedó, no quiero pensar que las perderás en otra ciudad—Dejó las maletas en el suelo y ambos nos sentamos juntos en dos asientos.

—Jonathan, descuida, yo sé cuidar mis cosas, y el coche es nuestro, tendré cuidado. Estoy consiente que yo regresaré antes que tú. Es posible que yo te alcance en México—Lo miré fijamente a los ojos, el suspiró, pero asintió.

—Tienes razón, amor—Me dio un beso en la mejilla.

—¿A qué hora es tu vuelo?—Pregunté mirando la hora en el reloj de mi muñeca.

—A las 7 am. ¿Qué hora es?, ¿Y tú vuelo?—Preguntó interesado.

—El mío es a la misma hora, sólo que, con diez minutos de diferencia, son las 6 con 50 minutos. Están a punto de llamar nuestros vuelos—Sonreí nerviosa. Él tomó mi mano.

—De acuerdo, es mejor que tomemos nuestras cosas, no quiero que se nos olvide absolutamente nada. ¿Tienes todo listo?—Preguntó acomodando sus pertenencias. Rodee los ojos.

—Sí, todo está listo, tengo mi pasaporte, visa, dinero, las llaves de casa y coche, mi identificación, licencia para conducir, hasta mi acta de nacimiento y un vale de despensa—Él me miró extraño al decir lo último y ambos reímos. Siendo interrumpidos por la voz parlante.

—¡Pasajeros del vuelo 3446, con destino a México City, favor de pasar a abordar el avión!—

—Es hora de irme, te amo, enviame un mensaje cuando llegues a Boston. Te llamaré cuando aterrice en México—Se acercó a besarme y luego abrazarme fuertemente.

—Lo haré, también te amo, buen viaje—Tomó su maleta y camino a la pequeña fila de gente, donde rápidamente pasó para abordar el avión.

Me mantuve de pie, hasta escuchar mi vuelo. Tomé mi maleta y me dirigí a la puerta para abordar el avión, cuando menos lo espere ya me encontraba sentada en mi asiento. Le envié un mensaje de texto a mi amiga, diciendo que estaba por viajar a Boston. Y a Jonathan, aunque sabía que iba a responderme unas horas después.

(...)

Desperté del sueño, sintiendo la turbulencia. Estábamos por aterrizar, había llegado a Boston. Después de unos minutos una azafata dio órdenes para bajar. Tomé mi maleta, sin antes asegurarme de no haber dejado nada.

Bajé del avión y me dirigí a la salida, buscando a mi amiga entre la multitud. Encontrandola con un cartel que decía mi nombre. Reí y me acerqué emocionada hacia ella, abrazándola.

—Estoy tan feliz de verte—Comentó Jane durante el abrazo.

—Yo también, me alegro de trabajar contigo, aunque no me has mencionado para quién trabajaré—Finalizamos el abrazo.

—Es sorprendente, es un artista de los años 80's—Respondió Jane, mientras tomaba mi maleta y caminábamos hacía el estacionamiento. Existían muchos artistas de esa época. llegando hasta un auto negro, dejó en el asiento trasero mi maleta. Ambas subimos adelante, yo en el asiento de copiloto.

—Hay muchos artistas, me mantuve pensando en quién podría ser, pero no tengo la menor idea—La miré confundida, mientras comenzaba a salir del estacionamiento y posteriormente del aeropuerto.

—Cuando lleguemos te harás encima—Comentó Jane mirando enfrente y concentrada manejando. La miré sorprendida.

—¿Ahora? Jane no he desayunado—Dije.

—Eso es lo de menos, puedo pedirte un café con una o dos donas krispy kreme, estamos por llegar, que bueno que no hay tráfico—

—Te adoro amiga. Pero cuando eres mi jefa, no te tolero—Me cruce brazos.

—Lo sé, no eres la única que me lo ha dicho. Claro, la gran diferencia, es que tú eres mi amiga—Ambas reímos. Estacionó frente a un estudio. Bajamos de su coche.

—¿Tengo que bajar mi maleta?—Pregunté, y ella asintió. Sin más que decir, abrí la puerta del asiento trasero, para tomarla y cerrarla de nuevo.

Nos adentramos al lugar, y al verlo claramente, se trataba de un club nocturno. Al entrar había gente acomodando el lugar. En un extremo un camerino improvisado y del otro lado también.

¡Bienvenida a Boston!







Dirty Dawg (NKOTB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora