Viviendo Con La Nerd (Suga) {CANCELADA}

Cap II

Me quede desconcertada, releyendo la carta una y otra vez, sin embargo las palabras del papel no cambiaban y sabia perfectamente que no lo irían a hacer.

Rogaba por el hecho de que no fuera cierto, cruzaba los dedos esperando que no fuera verdad y que la carta solamente hubiera llegado retrasada y mi madre si hubiera pagado la renta. Pero claramente cruzar los dedos, no cambiaría ni la fecha de la correspondencia ni lo que me diría mi madre al respecto, he ahí el pequeño detalle.

¿Cómo podía pasar esto? Era verdaderamente desconcertante y sobretodo devastador. El departamento en el que vivíamos no era la gran cosa, y la mayoría de los objetos habían sido prestados amablemente por los dueños del edificio. Mi madre y yo no teníamos nada. ¿Cómo debía reaccionar al leer aquella carta?

Me adelante más a fondo por el departamento para revisar donde se había metido mi madre, necesitaba hablar con ella. En la cocina no estaba, en la sala de estar tampoco, al tocar el baño no respondió nadie y en su habitación tampoco se hallaba. Había inspeccionado todo el departamento y el único rastro de mi madre había dejado habían sido sus llaves. ¿Cómo entraría ella al llegar si yo no hubiese llevado las llaves? Yo amaba mucho a mi madre mucho, no me mal entiendan, pero les agradezco a Yisus-hyung que no heredé su super poder de olvidar todo, joder para eso sí tenía talento.

Me encerré en mi pequeño cuarto, me senté sobre mi silla giratoria, la cual estaba acompañada de un escritorio, y me decidí por estudiar, me ayudaría para distraerme del tema de la renta después de todo.

Sinceramente no era fanática de estudiar, por tonto que se escuchara de parte de una rata de biblioteca, simplemente me gustaba aprender pronto y pasar las pruebas con buenas notas para el futuro. La universidad a la que quería asistir no era exactamente una de "¿Tienes dinero? Bienvenido a casa hija", además dudaba mucho que el dinero que almacenaba Pinky, mi marranito fuera suficiente.

El timbre del departamento sonó aproximadamente a eso de las ocho de la noche, justo cuando estaba terminando de estudiar y ya había comido algo por la tarde. Me levanté de mi silla y salí de mi habitación, para luego cruzar el corto pasillo de madera flotante y abrirle la puerta a la persona que había tocado, que como supuse, se trataba de mi madre.

- Hola, mamá - la saludé sonriente. Me acerqué a ella y le plante un beso en la mejilla.

- Hola, muffin - me saludó de regreso llamándome por el apodo que ella misma me había puesto.

Me hice a un lado para dejarla pasar, cosa que evidentemente hizo. Se sacó los dolorosos zapatos de tacón de aguja y fue al sillón con sus tacones en mano. ¿Cómo rayos algunas mujeres soportaban esos zapatos? Pensé, la única vez que los había usado-  no pregunten larga historia, además prefiero guardar la dignidad que me queda, gracias - casi me rompo un pie, literal. Volviendo a la realidad, cerré la puerta divertida por su reacción de llegada y me fui a la cocina para buscarle algo de tomar. Opte por una Coca-Cola.

- Ugh, el trabajo me tiene muerta - se quejó mientras se hacía un masaje en el cuello. Reí entre dientes y le di el refresco - Muchas gracias muffin, no sé qué haría sin ti, hija - Me agradeció sonriente mientras tomaba la Coca-Cola.

- De nada - dije guardando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
- Por cierto te ha llegado una carta - le dije intentando lucir sorprendida.

- ¿Ah si? ¿Me la podrías traer? - Me preguntó mientras le daba otro sorbo a su bebida. Asentí con la cabeza y fui a por la carta que tenía guardada en el cajón de mi escritorio.

Cuando llegue a mi habitación busqué en el cajón del escritorio la famosa carta de la renta. Era la única cosa que tenía guardado ahí -lo sé muy sad-. Cogí la misiva la sellé un poco pasando reiteradas veces los dedos por el borde abierto, y al ver que ya se veía nueva sin abrir, crucé nuevamente el pasillo de madera flotante y corrí a entregársela a mi madre.