Capítulo 7.

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Cuando Gaara se dio cuenta estaba devolviendo el abrazo, Gai estaba atragantado con una pieza de puerco mientras Lee se separó despacio al darse cuenta de lo que acababa de hacer.

¿Qué demonios? ¿Estoy abrazando al Kasekage?

Quiso pegarse un tiro en ese mismo momento, se puso a temblar ligeramente y el sudor frío se apoderó de todo su ser. Pero cuando los brazos cálidos del chico le correspondieron se detuvo de inmediato, no se separó por completo de él pero sí lo suficiente como para que pudieran verse a los ojos muy cerca. Gaara sentía su corazón en la garganta a la vez que la suave respiración de Lee se mezclaba por la suya.

Gai después de tragarse el pedazo de puerco pasó saliva y se bebió un poco de sake, no cabía en su asombro y por supuesto que temió ligeramente por el bienestar de su discípulo predilecto. No por nada ese chico era bastante temido en cierto modo, al menos por él. No olvidaba que Lee casi moría por culpa suya, desde luego las cosas habían cambiado en muchos modos para bien, pero desde que se había enterado de la condición médica de su discípulo estaba bastante preocupado.

¿Qué pasaría si sucedía algo entre ellos? Se lo preguntó muy seriamente al presenciar semejante escena en primera fila. ¿Debería intervenir o dejarlo al bien juicio de Lee? El sonrojo se hizo presente al instante del rostro moreno de Lee, se separó por completo luego de contemplar fijamente los ojos ajenos, ninguno quiso abandonar el contacto físico que estaban compartiendo en ese momento pero el suave carraspeo del hombre mayor les hizo abandonar cualquier tipo de contacto.

- Muy bien, creo que ustedes se están llevando de maravilla- usó un tono muy perspicaz, Lee de inmediato se sonrojó más fuerte.

- B... bueno, desde hace tiempo que tenemos una relación amistosa. Así lo escribiría yo.- susurró eso último. Sí, muy amistosa, pensó Gai elevando las cejas mentalmente.

- Somos amigos, desde luego pasaremos tiempo en conjunto por mi visita a Konoha, me gustaría recordar viejos tiempo y crear nuevos recuerdos para el futuro-. El sensei asintió, Lee miró al Kasekage con la sorpresa plasmada en su rostro. Amigos, qué más podría ser. Se dijo con cierta desilusión que intentó ocultar siguiendo con su comida, el ambiente no cambió a uno incómodo pero sí que se sintió un cambio notable. Cambiaron de tema hablando del trabajo de Lee, Gai cómo siempre dándole cátedras de cómo lidiar con los niños. Gaara participaba únicamente cuando le preguntaban o cuando asentía quedando de acuerdo con algo. El almuerzo pasó sin otro incidentes, Gai recogió unas cuantas cajas y Lee se ofreció a ayudarle. Gai declinó el ofrecimiento alegando que él no tendría problemas en hacer un par de viajes para poder por fin mudarse por completo con Shizune y poder formar una familia. Cuando el sensei emprendió su viaje ellos se quedaron a solas, Lee aún sumamente apenado por lo que había hecho con anterioridad sintió la extrema necesidad de disculparse por aquello.

- Yo...-Gaara y el moreno estaba de pie en la puerta de la casa, mirando todo alrededor. El Kasekage se giró de inmediato para poder prestarle toda su atención. Un suspiro salió de los labios ajenos, el chico pálido tragó duro sintiendo un ligero hormigueo en los labios y los dedos.- Yo lamento muchísimo si fui atrevido con mi anterior acción, sé que no fue correcto darle un abrazo y realmente me siento avergonzado por ello- su reverencia de disculpa formó un ángulo de 90 grados perfecto, Gaara rió con gracia llamando la atención del moreno. ¿Está... riendo? Lee quedó totalmente perplejo clavado en su sitio y elevando la cabeza para verle a los ojos sintió de inmediato unos suaves dedos en su barbilla. Gritó y saltó dentro de su mente y sinceramente no tuvo el atrevimiento o el valor para hacer algún otro movimiento. Gaara tocó su rostro sin siquiera pensarlo realmente, lo suave de su morena piel, su cuerpo cálido contra él durante el abrazo anteriormente compartido y su forma tan infantil y dulce de ser le tenían enamorado. Sí, no tenía miedo de admitirlo en ese momento en su mente, le llenó de ternura verle avergonzado siendo siempre tan respetuoso y afable en todo momento. El moreno se enderezó con las hormonas saltando cómo conejos en su sistema, sintió un pequeño temblor en todo su cuerpo cuando estuvo completamente derecho y el Kasekage siguió con su mano en su rostro. Lee se mordió el labio sintiendo de repente unas inexplicables ganas de llorar, no sabía a que se debía y prefería no pensar en nada y mucho menos emitir palabra alguna porque sentía que si efectuaba algún movimiento por pequeño que fuera se pondría a soltar lágrimas, él lo catalogó como simplemente algo inexplicable.

The Reason (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora