Capítulo 3.

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Un día de locos, al menos eso era para él ¿Cómo es que cayó en esa tonta trampa impuesta por niños de seis años? Vaya que fue estúpido, aún recordaba a esos pequeños revoltosos llamarle desde entre los árboles y fingiendo haber caído a un pozo, el fue como idiota a ver lo que pasaba y una red por debajo de sus pies le envolvió mientras ellos se burlaban con mofa a la par que los demás niños iban a burlarse de igual manera, esa noche durmió con un bebé pues realmente estaba cansado hasta la extenuación total. Por la mañana hizo su rutina bien sabida, con la excepción de que era sábado y no tendría que impartir clases a esos pequeños diablillos andantes. Suspiró poniéndose al pie de la ventana justo al lado de su cama y aspiró el aire matutino, extendió los brazos hacia arriba e hizo sus estiramientos, Gai tuvo que hacer otras cosas, también tenía una vida después de todo.

Se asomó a su armario sacando su ropa, consistente en pantalones negros y una camiseta verde menta sin detalles, se vistió luego de una relajante ducha y preparó su desayuno, afortunadamente sabía hacer lo suficiente para sobrevivir y con eso le bastaba.

Salió a la calle y corrió hasta llegar a su lugar de siempre, hizo sus trotes matutinos, sus sentadillas y demás, luego de una hora estaba sin camisa, con el sudor esparciéndose por su cuerpo y la cara roja, sus cabellos húmedos y recogidos dándole un aire sensual y travieso a la vez.

Llegó hasta un estanque y agradeció que el agua estuviera fría, se acercó y metió las manos para luego echar un montón de agua sobre su rostro, el líquido bajaba por su barbilla llegando por su plano pecho y su vientre perdiéndose entre sus pantalones. Miró el cielo tocando su bajo vientre como lo hacía desde que descubrió de su estado de Virmu, sin saberlo siquiera rezaba para hallar felicidad y al darse cuenta se sentía tonto y sólo en esa situación.

Unos pasos atrás suyo le hicieron girar la cabeza y su cuerpo mientras seguía sentado al borde del estanque, miró alrededor pero no divisó a nadie ni nada que pudiera hacer algún tipo de sonido similar a pasos. Su mirada no divisó absolutamente nada, silencio total y calma aparente.

-¿Hay alguien ahí?-, nada. Suspiró cuando a su mente vino una hipótesis se quién o quienes pudieran ser los de la bromita -¡Niños, si son ustedes deberían estar en durmiendo hasta tarde!-. Frunció el ceño mientras se levantaba y sacudiendo el agua de su cuerpo y el polvo caminó hasta donde provino aquel ruido segundos atrás, miró y miró varias veces y entonces su vista recayó en un hombre de cabellos rojos y piel pálida. Se sorprendió y retrocedió por la sorpresa mientras se daba cuenta de que no había cambiado en lo más mínimo, su mirada seguía siendo fría.

-Hola, Rock Lee-, su voz era tan calmada como siempre.

******

Esa mañana despertó con buenos ánimos, claramente no lo exteriorizó pero ahí estaba. Sonrió sin darse cuenta siquiera, se bañó pensando en Lee, la noche anterior soñó con el moreno despertando en el proceso para luego volver a soñar con él. Luego de la ducha se encontró con Baki y sus escoltas, desayunó con Naruto y una amena conversación salió a flote, Lady Tsunade parecía estar distraída y eso llamó la atención de Baki.

-Mi señora, parece usted algo distraída esta mañana-, ella sonrió de manera pícara ganando su atención también.

-Es que hace unos meses hice un descubrimiento sorprendente y desde entonces mi mente anda en ello-, dejó a los invitados con la intriga, sonrió aún más y uno de sus escoltas se atrevió a preguntar sobre la situación.

-¿Qué descubrimiento, señora? -; ella rió suavemente para luego volver su risa más malévola como si estuviera planeando algo impensado.

-Bueno,- cerró los ojos sonriendo con suficiencia para luego tomar aire y hablar.- Por supuesto sé que ustedes desconocen el tema, esto sucedió en esa aldea hace más de ochenta años, - los volvió a dejar con la intriga, Naruto protestó.

The Reason (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora