La mente de Donghae se desmorona día con día, su desgano y sus celos irracionales, provocan peleas y discusiones que amenazan su, alguna vez, idílica relación con Hyukjae. ¿Son sus comienzos como pareja los que le persiguen y le llenan de culpa?. Y...
Las semanas siguientes transcurren con altibajos, pero la pareja siente que las cosas van mucho mejor que hasta hace poco entre ellos. Han retomado lentamente su amorosa cotidianidad habitual, aprovechando cada momento para estar juntos, pasear con Yisung, comer las cosas ricas que prepara Hyukjae, planificar el futuro y conversar.
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Donghae está asistiendo regularmente a terapia, y lentamente la medicación recetada por su terapeuta va haciendo su efecto, contribuyendo a estabilizar su ánimo y minimizar los síntomas de su cuadro.
Incluso por sugerencia de su terapeuta, se sometió a una sesión de hipnoterapia. Con mucho temor y no demasiado seguro del resultado de todo ello, se decidió a enfrentar su pasado de esta forma.
Se encontraba de pronto en Mokpo, en la pequeña cocina del hanok de sus padres. Observó sus propias manos y vio que eran las de un niño. Entendió que era a las vez dos personas, el Donghae niño, y el adulto que volvía a revisitar el lugar donde todo comenzó. Con esfuerzo, puso a raya el pánico que amenazaba apoderarse de él. "Tranquilo. Nadie puede hacerte daño, Donghae, estás en mi consulta, recuérdalo. Toma tres respiraciones profundas... Perfecto... Ahora, mira a tu alrededor, ¿qué ves?".
Entre la bruma del ambiente bañado de un tinte onírico pero familiar, pudo distinguir el olor de la comida casera, del aire marino y de las flores de jazmín en el ventanal, que dejaba entrar a raudales la luz y el calor del sol de mediodía.
Se encontraba sentado en un pequeño banquito infantil y sus pies no llegaban al suelo. "Sigue observando, Donghae... ¿hay alguien en la habitación contigo?". Al volver su rostro hacia el interior, en dirección a la cocina de leña, observó una bella mujer, tan parecida al él mismo, arrodillada junto al fogón, que revolvía las ollas y le dirigía una cálida sonrisa. La mujer se acercó a él, hablándole de cosas cotidianas que no pudo distinguir. "¿Quieres hablarle, Donghae? puedes hacerlo, ella te escuchará?".
Ahora en brazos de su madre, Donghae la vio a los ojos, disfrutando de la cercanía de su regazo y sintiendo el inmenso amor de ella. "Mamá, te agradezco por protegerme siempre, sé que hiciste lo mejor que pudiste. Lo que pasó no fue tu culpa y deseo que tu espíritu descanse en paz, que encuentras consuelo y estés en un lugar mejor ahora. Que sepas que soy y he sido feliz y que jamás te he olvidado. Ahora debo dejarte, este es tu lugar, en mis recuerdos. Te amo, mamá".
Donghae había despertado sollozando de la intensa sesión, que lo dejó emocionalmente agotado. Sin embargo, poco a poco el gran peso en su pecho que siempre estuvo allí presente lo abandonó, al poder despedirse y soltar a su madre, y al tener la oportunidad de decirle todo aquello que no pudo en el pasado. Tenía la confianza de que estaba dejando el pasado donde debía estar, para vivir su presente y su futuro.
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Disponiendo de un mejor estado anímico, con la mente mucho más clara y sintiéndose un poco más de vuelta sobre sus dos pies, Donghae se esfuerza por hacer progresos en la terapia, en relación con su pasado y sus traumas de infancia y adolescencia. A la vez que trata de aligerar la carga de Hyukjae y darle su apoyo en diversos aspectos.
