Endorfina, Dopamina, Oxitocina, Serotonina - Final

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"¿Has visto una flor desprenderse de la gélida escarcha de la noche, al calor del sol naciente? 

Cuando lentamente, los primeros rayos la alcanzan, la florecilla permanece estática. Está congelada la pobre, y no puede hacer más que recibir pasiva y agradecida la tibia caricia del astro generoso.

Toma tiempo, durante la fantasmagórica semi oscuridad del amanecer, para que el hielo se transforme en agua y ésta escurra de vuelta a la tierra, liberando paulatinamente a la flor de su abrazo frío e inmovilizador.

Conforme las gotitas fluyen, los pétalos, temblorosos y delicados, como alas de mariposa, comienzan su propia danza y se mecen al ritmo de la brisa mañanera.

Transcurre el día, con sus horas y la flor, hipnotizada, sigue al sol en su recorrido navegante a través del cielo. Lo acompaña y disfruta cada minuto a su lado, contoneándose gozosa en uno de esos misterios maravillosos, pero imperceptiblemente al ojo humano".

Donghae lee esta tarde, reclinado contra el alto respaldo de la cama que comparte con su pareja. Está descansando luego de llegar del gimnasio.

Cada tanto, apoya el libro en sus rodillas y se pierde en cavilaciones privadas.

¿Era él como esa flor? ¿despertando por fin de aquella pesadilla frígida y espeluznante que fue el periodo de casi un año que marcó lo peor de su enfermedad?

A otros podría parecerles un cliché, pero personalmente, es exacto así, como aquella flor, que él se siente en este preciso momento de su existencia. Danzando al sol.

Y ¡por Dios! cómo está agradecido por el retorno de la luminosidad y calidez a su vida... Por eso es que cada día dedica sus primeras horas a listar y agradecer por todo lo bueno a su alrededor.

Entonces, si Donghae es como esa flor ¿Hyukjae es su sol?

Su corazón romántico empedernido, se recrea por un rato en esta idea, tan propia de los clásicos guiones de las películas hollywoodenses que disfrutan juntos en sus tardes de mimos.

Pero Donghae, romántico o no, es una persona real, que ha vivido, ha sufrido, ha amado y ha vencido. Y ya sabe que la vida no es eso.

No, Hyukjae no es su sol. Ni él el suyo.

Hyukjae es maravilloso, es un hombre bueno, honesto, con cualidades y defectos, es su compañero de vida y se aman infinitamente.

Pero es él mismo, Donghae, quien debe ser la fuente de su propia luz y calor.

Porque siéndolo, nuestra propia fuente, es que los seres humanos somos capaces de elegir juntarnos y recorrer nuestro camino en compañía de otro ser, creando de este modo una energía nueva.

Con esta idea en la mente y en el corazón, Donghae alegremente se pone de pie, y decide ir a esperar a su pareja - a quien le ha tocado el turno de ir a hacer las compras semanales al supermercado - en el living de su apartamento. Antes, deja su libro en el velador y ordena cualquier cosa fuera de lugar en la habitación. En tanto lo hace, pone música en su celular y a los pocos minutos, llega moviendo las caderas a instalarse en el sofá.  

  

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