Capitulo 3.- UNA CARTA CON AMOR, UNA CARTA CON DESPRECIO

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Hondarribia, Guipúzcoa, Pais Vasco, España, 1720.

Hiro no podía dormir por nada del mundo esa noche, desde que se quedo en la habitación completamente solo, y dejando la vela prendida para que esta se apagara sola, miraba a la nada, o al recuerdo de aquello que ocurrió aquel día.

Podía recordar perfectamente todo lo que ocurrió, y claramente a Kyle no la había contado ni el mas mínimo detalle, solo insinuó que había sido un beso un poco forzado, pero no solamente fue eso, hubieran algunas cosas mas que pasaron en esa habitación justamente, y sobre esa cama, y el podio jurar que no había sido nada inocente.

Aun recordaba cómo el hombre lo sabia buscado metiéndolo a la primera habitación, para su fortuna era la propia.

Desde el momento que lo miro de pie detrás de su, en ese momento, futura cuñada, no había podido por nada del mundo sacarlo de su mente, y solo habían cruzado la mirada por unos segundos, así que ahora lo tenia cara a cara, a puerta cerrada, entre cuatro paredes, ambos solos, sin que nadie pueda molestarlos.

No tuvieron que decir anda, ni hablar para ambos entender qué era lo que querían en ese momento, sus labios se unieron, no en un tierno e inocente beso, era uno que quemaba, era intenso, y la respiración faltaba en momentos.

Dejandose caer al mismo tiempo sobre la cama del joven, pero eso no era todo, no era lo único que había ocurrido, un beso apasionado sobre la cama, si no algo mas que el cuerpo de Hiro estaba reaccionando a ello, su cuerpo se sentía caliente, el aire en su habitación se volvía pesado, y su piel se erizaba.

Recostado en su cama podía recordar cada movimiento que el hombre había hecho, estaba sobre él, levantando un poco sus caderas para darle la libertad necesario para lo que planeaba hacer.

Sin despegarse, sin dejar de besarlo, bajo una mano con lentitud bajando hasta los pantalones, para deshacerse de un solo botón, solo ocupaba uno libre, para jalar la camisa blanca y sacarla de ese lugar, para que no le estorbaba en el momento, dejando un poco al descubierto la piel blanca del abdomen.

Sintió un escalofrío al sentir como esa mano áspera, rosaba la suave piel de su cuerpo, adentrándose lentamente por debajo del pantalón.

No se daba cuenta en ese momento, estaba tan metido en su recuerdo que sus manso hacían el mismo recorrido que el hombre hizo en su cuerpo, levantando el camisón de seda, dejando descubierto su cuerpo de la cintura para abajo, aun estaba bajo las sabanas, pero estas comenzaban a estorbar a darle calor, por reacción las aventó lo mas lejos que pudo, dejando su cuerpo a la vista, pero no le importaba, estaba en su habitación, o no se daba cuenta en lo absoluto.

Su piel se erizo igual que esa noche, pero esta vez por el contacto de la fresca brisa que se colaba por las ventanas de su habitación.

Su mano derecha realizo lo mismo que la de aquel hombre, bajando hasta su entrepierna, sus dedos eran mucho mas delgados y suaves, no se sentía igual que los ásperos y un poco mas gruesos que lo habían tocado aquel día, era la primera vez una persona lo había hecho, se sintió avergonzado, pero nao podía negar que la sensación era demasiado placentera, sintiendo corrientes eléctricas recorrerle la espalda.

Mover su mano de arriba a mano, imitando al hombre, de un lado a otro, apretando, no siendo gentil con su propio cuerpo, solo quería volver a vivir eso.

Pero debía no ser descubierto, esa noche por que aun seguía besándolo, interrumpiendo aquellos dulces sonidos que salían de sus labios con un beso apasionado, ahora debía hacerlo, usando su mano libre para ocultar sus propios lamentos de placer, nadie debía saber que en esa noche, en esa habitación, el estaba volviendo a vivir uno de los momentos que para muchos fue el mas pecaminoso.

ALTA MAR [ higuel ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora