"XI". Amuleto

32 11 17
                                    

    Me era indiferente lo que pasaba en el mundo exterior, estar tan apartada de la sociedad era algo... maravilloso. No tenía que preocuparme por nada, sólo podía disfrutar de los instantes felices que le daban sentido a seguir soportando tanto en mi mísera vida.

  Esa conversación llena de confesiones me hizo creer de nuevo en ellos, ahora podía estar segura quienes eran aquellos que me rodeaban y sus intenciones, podía dar por sentado que yo si les importaba. Y más aún en esos momentos donde estaban poniendo en riesgo sus propias vidas, sólo para darme una vida calma, a mí.

  Aunque ya sabía la verdad sobre algunas cosas, las dudas seguían existiendo, y así, a la vez la ansiedad me acompañaba. Habían más preguntas que respuestas. No podía estar en paz hasta no averiguar lo que pasaba en realidad; pero como dicen... La curiosidad mató al gato; ¿pero será esto cierto?, O ¿el gato se suicidó por no soportar la verdad?

  No estoy segura de cuál de las dos sea; pero estoy dispuesta a correr ese riesgo. ¿Que tan malo puede llegar a ser?

  Ese debate en intentar averiguar las verdaderas intenciones de mi madre, terminó por estancarse en un camino sin salida, por más que hubieran varias hipótesis ninguna era lo suficientemente sólida como para asegurar sus intenciones.

  Las horas pasaban pero nada daba frutos, cada quien se limitó a seguir con lo suyo, Karla se dispuso a hacer la cena, Sam a mantener su reposo, Jon a seguir investigando... claro ese era su trabajo. A pesar de que Samantha fue quien más ha sufrido para poder ayudarme, Jon no se quedaba atrás, él era único que tenía el poder junto a Steve de lograr librarme de este infierno que me perseguía. Y yo... solo podía contemplarlo, me era algo, un poco extraño, sólo ver a alguien trabajar revisando una enorme pila de papeles por simple gusto.

  Aunque la tensión era evidente por lo visto todos trataban de hacer buena cara al mal tiempo, talvez eso es lo que significa ser adulto, simplemente aceptar las cosas y afrontarlas sin reproche alguno, sin tener que dejar de lado los buenos momentos.

  Esa misma noche todo seguía como si nada, todos disfrutaban de su vida como si todo estuviera bien, yo solo podía seguirles la corriente. Aunque por dentro sabía que algo andaba mal.

  A la hora de dormir, mientras todos descansaban, yo seguía despierta; pero no podía quedarme en la cama, buscaba una forma de despejar mi mente, y así evitar otra pesadilla.

  Me levanté y baje a la cocina por algo de leche, mi intención era tibiarla para que me induciera el sueño. Camine con mucho cuidado para no despertar a nadie; pero antes de siquiera llegar abajo pude notar algo de luz proveniente de la sala. Pensé que se les había olvidado apagarla. Cuando me quise acercar y ví con más detenimiento, allí estaba Jon sentado en el sofá, el hombre seguía revisando aquella enciclopedia de documentos.

  No quería que él me notará así que sigilosamente intente subir de vuelta, aunque fue un intento fallido, termine por tropezar con uno de los escalones provocando un suave y leve sonido, pero lo suficientemente fuerte como para llamar su atención.

  Éste de inmediato se levantó y observó a la distancia, donde pudo verme tirada de rodillas en la escalera.

—¿Scarlet? —pregunto con cara de confusión.

—¿Si? —respondí con suma vergüenza.

—¿Que diablos haces allí tirada? —caminó hasta donde yo estaba y me ayudo a levantar —Vamos levántate del suelo, ¿que haces aquí?.

—Iba de camino a la cocina por leche, pero me tropecé al bajar. —tenia nervios al responder, mientras él me recogía del piso.

—Me asustaste, por un momento creí que alguien había entrado a la casa. — no podía ser más vergonzoso para mí ese momento.

ScarletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora