-¿Sabes cuál es el problema de este mundo? Todos quieren una solución mágica a los problemas, pero todos rehúsan creer en la magia.
Alicia en el país de las maravillas.
A veces me gustaría estar en una película de comedia, ya saben, donde uno no tiene mas preocupaciones que reír, contar chistes y acabar con un final feliz. Pero la vida es mas complicada que eso ¿verdad? ya que el estar sentada escuchando a mi mama retándome por mi comportamiento no resultaba cómico, sino doloroso. oírla decepcionada. escucharla siempre de esa forma me hacia pensar que cada acto mio también la perjudicaba a ella, lo cual era verdad. Como aquella vez hace dos años cuando escribí sobre un profesor que no dejaba de ver a las alumnas de manera desagradable, e hice una parodia sobre el, protagonizando un duende desagradable que miraba bajo la falda de las damas. A mi manera de ver fue una forma original de describirlo, pero claro, para mi familia y el equipo docente no lo fue, en fin, fue una no merecida semana de castigo limpiando junto a Juan las aulas.
- Amancay me estas escuchando?- Valeria me miraba y sus ojos nublados parecían a punto de desatar una tormenta- quiero que me preste atención, porque es la única escuela publica a la que te puedo llevar Cay, y necesito que puedas apoyarme y no meterte mas en líos, ¿si?
estábamos sentadas en el sillón de terciopelo oscuro de la sala, ambas con tasas de te en la mano y mirándonos de frente.
-si. perdón por lo de hoy, no se porque reaccione así- junte mis rodillas a mi pecho y las abrace- es que me genera mucha impotencia que tenga ese poder por el privilegio de su nombre.
-se que no es justo hija- me toco la mano y tiro de su labio para hacer una sonrisa triste- a veces el mundo no es justo.
- a veces me resulta increíble el poder que pueden tener las palabras según de donde vengan- a esa respuesta mi mama frunció el entrecejo y se removió incomoda.
-voy a servirme mas- dijo levantándose de golpe- quieres un poco mas de te? - negué con la cabeza y suspirando se fue rápido hasta la cocina.
Se me cruzo por la cabeza que quizás me tendría que disculpar con mi profesor, ya que la vida es muy corta como para tener que ofrecerle una disculpa a Sebastian.
como ya era hora de irse a dormir me quede un rato mas en la sala y mire el fuego. Me encantaba el poder y la fuerza que tenia, a veces quisiera poder robar una llama y ponerla sobre mi pecho.
Me levante y empece a buscar en la biblioteca los libros. Viejos, nuevos. teníamos de todo y el olor que emanaban me hacían sentir en casa. Agarre "Alicia en el país de las maravillas" y sonreí al recordar como mi Tio me lo contaba seguido cuando era pequeña. Recordaba pensar que el era la liebre loca y yo Alicia, siempre expectante a alguna nueva maravilla. Me senté en el sillón y empece a recorrer las paginas acariciándolas con cuidado, hasta que vi que había algo que se estaba usando como marcador. Abrí esa pagina y mire confundida lo que parecía ser una hoja, pero la mitad era verde y la otra anaranjada, y lo mas llamativo es que estaba totalmente fresca, y la linea media definía muy bien ambas partes. No entendía como aquella hoja tan rara había llegado allí, pero supuse que mi tio la abra puesto hace poco. ni bien despegue la hoja de la pagina se empezó a agrietar y a deshacer en mi mano, como si fuera una hoja en el fuego, exaltada solté los restos y mire el libro donde estaba antes y observe la frase señalada:
"la imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad"
Me pase la mano por la cara, cerré los ojos y suspire tirándome contra el respaldo. Pense en cuantas veces abre querido salir de este lugar, o he tenido esa sensación de huir, pero nunca supe de que. Sentía que algo no encajaba, que una pieza siempre estaba floja y que todo lo demás parecía un circo. Pero a medida que fui creciendo lo tome como parte de mi desarrollo y hormonas adolescentes. ya saben, en los que un día lloras como marrana y al otro saltas de la alegría.
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Los cuentos nunca duermen
Fantasy«La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad» Amancay siempre creyó en ello, En que los libros eran su mejor escudo para protegerse del mundo. Donde había magia, se sentía acorde. Hasta que un día el arma se volvió en su contra. ...