Episodio 12 🤍

17 2 0
                                    

Esa noche finalizó la fiesta, Sebastián me presentó a varios de sus amigos y todo salió muy bien. 

Mis padres y yo nos quedamos ayudando con el desastre en la casa. Todo iba muy bien, hasta que mi padre dijo:

_ ¡Que triste que se vayan, me quedaré sin amigo de copas!

_ Sólo será mientras mi mamá se siente mejor, esperamos que se recupere pronto. Respondió Margarita.

Quedé petrificada no entendía nada, miré a Sebastián y le hice un gesto en forma de pregunta, vino hasta donde yo estaba, y susurrando me dijo:
_ Iremos a Japón por un tiempo, mi abuelita no se siente bien, y mi madre quiere acompañarla.
_¿Y que tiene? Pregunté.
_ Después de la muerte de mi abuelito está muy deprimida.

Los abuelitos de Sebastián vivían hace muchos años en Japón, incluso él nació Japón, y por esto pasaban siempre las vacaciones en allá.

Estaba tan triste, que mis ojos se inundaron involuntariamente de lágrimas, tuve que pasar el trago amargo en seco y hacer como que no pasaba nada. 

Literalmente estará al otro lado del mundo, sentía mucho miedo era la primera vez que él estaría lejos por más de un mes.

Era como si mi vida quedará en blanco, y una tristeza enorme me invadió hasta los huesos, mi corazón lo sentí helado como un hielo ártico.

_ ¡Bueno! estaremos en contacto, debes contestar mis mensajes inmediatamente, no puedes tener novio sin mi permiso. ¡Promete! Me dijo señalando mi nariz con su dedo.
_ No seas bobo. Respondí.

_ Algo más,  antes de irme haré la casa del árbol en el parque, ya tengo los permiso necesarios para hacerlo, y tú serás responsable de la decoración. Levantó sus cejas, y  haciendo una sonrisa de satisfacción preguntó.
_¿Qué tal te parece?
_ ¿Es en serió? Pregunté.
_ Sí, claro! Empezaré mañana, nos vamos en 2 meses después de la graduación así que estoy a tiempo.
_ ¿Mañana a que horas? Te ayudaré. Afirmé.

Y ahí si fué el trato. 

La casa del árbol. No puedo creer que aún insistía con eso, sólo fué una idea tonta que se nos ocurrió en el parque cuando éramos muy chicos, y él seguía pensando en hacerlo realidad.

Faltaban dos meses para su graduación, que finalizara la secundaria, y dos meses para irse. Nunca me sentí más desanimada en la vida que ese día, todos esos nuevos cambios en la vida de él me atormentaban.

ABRAZO DE BETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora