Capítulo 25

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Suspirando se acomodó en su cama para poder dormir, o tratar de hacerlo, sus pensamientos estaban revueltos, ¿Ahora que iba a hacer? La información que le dio Alix y Nathaniel era valiosa pero preocupante, como si Adrien se estuviera corrompiendo.

– Ay no – se sentó de golpe – ¡Plagg! – El kwami apareció ante ella apenas lo nombró, un truco que había aprendido del grimorio – dime una cosa ¿Tu miraculous tiene algo así como un lado oscuro?

– Pues la verdad si Marinette, se llama la maldición del gato negro, cualquiera que haya usado mi miraculous podrá ser corrompido si sus sentimientos no son fuertes ante las emociones negativas como el abandono, la envidia, los celos y la furia, todas esas cosas afectan al que haya sido mi portador... – se quedó callado unos segundos analizando la reacción de su guardiana, entonces comprendió porque le había preguntado eso – oh no

– Si, Adrien está siendo corrompido por la maldición del gato negro, ¿Hay una forma de solucionar lo que está pasando?

– No lo sé, la maldición siempre ha existido desde la creación del anillo, es una advertencia para el mal uso del miraculous, por eso nunca se ha usado para el mal

– ¿Con que una advertencia eh? – Plagg le asintió, Marinette suspiro tomando al kwami en sus manos – gracias por decirme esto Plagg – lo cubrió con sus manos dejando entre ver un pequeño brillo entre estas, cuando las separo el pequeño ser ya no estaba, suspiró acomodándose en su cama, al verla tan afligida los kwamis salieron de la casa de muñecas y volaron hacia Marinette acostándose a su alrededor – esto se vuelve más complicado

– Verás como esto se resuelve pronto Marinette – le dijo Sass sentándose sobre su pecho junto a Tikki y Mullo, los demás kwamis estuvieron de acuerdo con él y se acercaron más a su guardiana.

– Además no estás sola en esto, tienes a Kagami y a nosotros – la ojiazul se animó un poco con las palabras del ratoncito y tomó a los tres kwamis en sus manos.

– Tienen razón chicos, encontraremos una solución a esto y todo será de nuevo como antes – los kwamis la abrazaron con fuerza haciéndole algunas cosquillas a Marinette.

De vuelta en la mansión Agreste, Adrien había logrado salir sin que nadie lo viera y oculto con una sudadera y una gorra empezó a caminar hacia la dirección que aquella persona le había dejado, tuvo que caminar mucho hasta llegar a un callejón alejado de su casa.

– ¿Hola? – Su voz hizo eco en el callejón.

– Llegas a tiempo – el rubio pego un brinco ante la voz masculina, un hombre salió del fondo del callejón vistiendo igual que Adrien pero cuando el rubio lo miro un escalofrío le recorrió el cuerpo, los ojos verdes de aquel hombre estaban vacíos, como si no tuviera alma alguna además el poco cabello que dejaba ver su capucha se notaba sucio y mal cuidado – hola, mini yo.

– ¿Eres mi yo del futuro? – El hombre le asintió – genial, entonces puedes ayudarme a recuperar a Marinette y a mi prodigio

– Oh niño, haré mucho más que eso, pero para recuperar tu prodigio debes hacer todo lo que yo te diga ¿Entendido? – Adrien asintió con una sonrisa y su versión adulta también sonrió, empezaba a recordar lo ingenuo y manipulable que era, y eso era bueno para su plan

Al día siguiente Kagami y Marinette se reunieron con sus amigos en la academia, en un momento cuando estuvieron a solas la ojiazul le contó a su novia lo que había descubierto, Kagami también se preocupó, no por Adrien, si no por lo que podía llegar a hacer si se corrompía aún más.

Miraculous Ladybug: Un Nuevo InicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora