Día 1

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Estos días habían sido agitados para el reino DunBroch, el tema de la nueva reina, la alianza entre los clanes y los vikingos de Berk eran un caos de día y noche, y más si estos decidieron tratarse al mismo tiempo, tratar con un montón de hombres escandalosos era lo peor que le había tocado con el cargo que le habían pasado. Pero bien, Merida ya se podía dar el lujo de soltar todo el peso que había cargado toda esa temporada, había sido tan difícil, todo un balde de agua helada que ya sabía que caería sobre ella pero no estaba lista para afrontarlo, ahora, de lo único que debía preocuparse era que sus cabellos alborotados no tumbaran la corona que luchaba por quedarse en su cabeza.

Merida, logró milagrosamente que entre los clanes hicieran las pases, quitándole varios días de su vida para explicarle a esos primitivos que su mano no estaba en "oferta" y que realmente no era necesaria una boda para llevar bien las cosas, aunque claro que, sin la ayuda de su mamá esto jamás se hubiera hecho realidad, su último decreto antes de partir fue que se rompieran las tradiciones que hicieron caer a sus antepasados en el odio, una de ellas, casar a la princesa con el hijo de líder de un clan, provocando estar en guerra con los demás. Todos los descendientes de los clanes, junto a la princesa, decidieron alzar sus voces antes de que entre estos decidieran acabar con lo poco que les quedaba.

Aunque claro las cosas no terminaban ahí, pues la gente de Berk y DunBroch nunca se llevaron bien, así que era cosa de otra guerra interminable donde Merida e Hiccup se sentían los culpables, por qué si quizá ellos nunca se hubieran conocido nunca hubiera existido esta tonta pelea de "simplemente no me agradas así que voy a matarte", Fergus y Estoico nunca lograron conectar y ahora jamás lo harán, toda esta amistad de sus hijos siempre tuvo que ser a escondidas, pero ahora con la llegada del nuevo líder a ese líder se le ocurrió llegar en medio de una guerra a hacer las pases con el "enemigo", Merida estaba tan eufórica ese día que Hiccup le dolió un poco que no notara el atractivo que había agarrado, o al menos esos decían las chicas de Berk, pero también era cuestión de darse cuenta que era Merida, la chica que solo se fija si hay buenos postres en la cocina y que al parecer se encontraba alterada por un gran problema que estaba pasando, así que con ayuda de su mejor amigo (y sin que su padre lo viera) tuvieron que construir un plan para que las cosas se calmaran.

A Hiccup no le agrado tener que conocer a la reina en sus ultimas, pareciera que fuera ayer cuando Merida se quejaba porque le obligaba a actuar como la princesa que era, no muy diferente a su padre, pero al final de cuenta era familia y sabía lo mucho que a su amiga le importaba aunque no lo gritara a los cuatro vientos.

Una vez de haber logrado los nuevos decretos de la reina y darle el luto que merecía, Hiccup se dio la tarea a lo que su padre nunca hacia: hablar. Sus amigos le "respaldaron" todo el tiempo que estuvo en ese reino aunque este varias veces les dijo que se largaran pero ellos no podían dejarlo con alguien que no confiaban, y no hablaban de el rey exactamente. Después de varias salidas y platicas que el padre de su amiga ordenaba, si es que quería hacer las pases, le tuvo un poco de piedad por todo lo que había pasado y por ser el amigo de su hija y así hasta poder llegar a una clase de "amistad", o al menos Fergus declaro que Hiccup le agradaba y que no tenía por qué intentar matarlo. Así que, el mismo día de coronación de la princesa decidieron hacer una "fiesta de paz" en el castillo DunBroch, todos los clanes y Berk estaban invitados, aunque al rey le costara soltar todo el licor que guardaba en su bodega.

Hiccup sentía que aun estaba aprueba con el padre de Merida, así que literalmente acepto todo lo que le ofreciera el rey, esperando que nada fuera toxico.

Merida sabiendo que su reino estaba fuera de peligro quiso pasar un buen rato con Hiccup, no se habían visto en un buen tiempo y a pesar de llegar en medio del "desmadre" realmente le alegro verlo bajar de su furia nocturna como en los viejos tiempos.

Entre tanto hombre escandaloso pudo encontrar a su amigo, gracias a que su papá nuevamente se la creía de cantante y el pobre Hiccup a su lado, debía sacarlo de ahí, aunque desgraciadamente no había manera, Hiccup de verdad parecía estar muerto sobre la mesa.

—Santo cielo ¿cuanto bebiste?

—Sí- he Hiccup ni siquiera estaba volteando hacia con ella.

Merida rodo los ojos.

—Levántate, no puedes seguir- le agarro un brazo —en una de nuestras habitaciones estaras cómodo.

—No- se safo perezosamente.

—Te prometo que dejaré entrar a chimuelo pero no puedes seguir aquí.

Merida le sobaba la espalda mientras este tenía una botella entre sus manos, jugando con ella, pero no se veía con muchos ánimos de levantarse y Merida no iba a cargarlo o algo parecido, miró a sus alrededores pero no había nadie cuerdo para auxiliarle.

—Vamos Haddock, sabes que este no a sido mi día, necesito que cooperes.

Pero Hiccup seguía jugando con la botella, esta vez acompañándole un lápiz que siempre suele llevar consigo, cuando vío la punta sobre el cristal se dio cuenta que realmente estaba en otro mundo. Una vez que termino con el rayonerio Hiccup le extendió la botella pero Merida la alejo.

—No quiero de esa cosa horrible.

Pero Hiccup le volvió a extender la botella.

—Te dije que no.

—Hmm- fue todo lo que dijo para extendérsela una tercera vez.

—Si sigues insistiendo voy a estrellártela en la cabeza.

Esta vez Hiccup se puso alerta. Extendió su otro brazo para señalar al rayonerio que había hecho en la botella, a penas pudiendo soltar un "aquí", esta vez Merida puso más atención, le era un poco complicado leer lo que decía porque al parecer su amigo había usado lenguaje nórdico y ella apenas si lo había aprendido pero igual puso todo su empeño. Tardó unos minutos poder traducirlo pero algunas partes ya eran más que obvias al entender lo demás y Merida había quedado realmente impactada.

Se giro a ver a su mejor amigo, sus ojos cansados y sus cachetes tan rojos como su cabellos, seguramente por lo ebrio que estaba, sin embargo, era seguro, él estaba totalmente consiente de lo que había escrito, cuando bajo la cabeza pudo ver que lo hizo con vergüenza y entonces Merida se sentó a su lado.

—Era tan difícil decirlo- arrastro sus palabras.

Merida no dijo nada, especialmente porque si hablaba seguro lo arruinaría y es que, Hiccup acaba de confirmarle sus sentimientos, ella era totalmente correspondida y no sabía que hacer con esa información, todo estaba pasando tan rápido, aún debía de asegurarse que estos hombres no echaran la paz a la basura, si su padre no se alteraría cuando apenas acepto a la gente Berk en sus tierras ¿podía existir una relación entre un jefe y una reina? ¿Hiccup no se pudo esperar unos cuantos malditos días? Por Thor, tenía un trabajo como reina y no tiene idea de cuando tendrá tiempo para ella misma, no sabía si esto sería posible pero-

Bien, esta vez no tiene nada, ahora en serio no sabía que esperar, lo único que le queda es rezar a su Dios para que todo salga bien. Sabía que algún día tendría que lidiar con todo menos con el amor, no se veía enamorada de otro hombre ni mucho menos correspondida, todo este tiempo creyó que su amigo tenía algo con la chica rubia llamada Astrid y ahora se siente feliz pero no aliviada.

Sintió los dedos de Hiccup deslizarse entre los suyos hasta entrelazar sus manos, Merida sonrió.

—Bueno, hemos salido de peores líos.

Mericcup Month 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora