Día 14

74 11 0
                                    

Hiccup era un chico muy ocupado la mayoría del tiempo, siempre con sus labores acá y allá, aunque no lo mal entiendan a él realmente le gustaba trabajar duro, era difícil mantenerse quieto.

Sin embargo su novia difería de ello, a Merida le gustaba explorar, salir a pasear o sentarse en algún lado con sombra para pasar el rato, pero, también sabía lo esencial del descanso y como dejar llevarse por este, ella si podía estar un par de horas sin hacer nada, a diferencia de su chico. Como el día de hoy, Merida tuvo que ir a la casa del vecino de su novio porque su madre le informo que este se ofreció a reparar su televisión, totalmente gratis, así que ella le pareció buena idea llevarle merienda, si es que el vecino no le haya ofrecido nada.

Merida llegó con toda la actitud del mundo para ver a un Hiccup totalmente estresado porque él no sabía que tenía la televisión, no podía averiguarlo y ahí Merida sabía que tenían que llamar un profesional sino su querido novio probablemente la estropearía, pero mejor esperaría a que él se diera cuenta de ello porque si se lo decía ella sabía que le llevaría la contra, así siempre son las cosas entre ellos.

—Hola, traje un bocadillo.

—¿Uh?- Hiccup solo volteo un segundo —oh, si, si gracias amor, iré en un momento.

Y después de eso se dedico a ignorarla.

Pasaron un par de horas e Hiccup no daba ningún avance, Merida no quería pasar toda su cita así y tampoco había visto al vecino en ningún momento, ni siquiera para abrirle la puerta.

Merida se sentó cerca de Hiccup, él murmuraba maldiciones mientras revisaba cada aspecto del aparato, Merida creía que era tierno y le soltó un dulce beso en el cachete, lo que vino después realmente no lo esperaba, parpadeo un par de veces, Hiccup había quedado en shook por el cariñito de su novia para después sacudir su cabeza y seguir con lo suyo. Oh si, ya sabía cual sería su estrategia.

Merida dio otro beso a tu cachete.

—¡Merida! Pueden vernos, para con eso- susurro, alarmado. Y Merida no le hacía caso a nadie.

Los besitos empezaron a explorar toda su mejilla e Hiccup perdía la concentración.

Maldita sea Merida, se las pagara.

Pero por ahora decidió ceder, dejó el televisor aún lado y encaro a su novia para besarla en los labios, tomándose su tiempo y volviéndolo profundo, hasta hacerlo probablemente intimo. Al menos hasta que escucharon una puerta abrir.

—Hey, Hiccup ¿cómo vas con eso?- era el vecino.

Hiccup tenía que volver en sí, sino quería delatarse.

—Uh si, creo que yo- no puedo repararla, lo siento.

—¡Oh, no te preocupes! Gracias por intentarlo de todos modos.

Aquel hombre desconocido para Merida les regalo una sonrisa a ambos, esperando que fuera de agradecimiento y no porque sospechara algo.

—¡Oh, cierto! Ella es mi novia, Merida.

—Es un placer.

Mericcup Month 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora