SHERLOCK ed II

Bulletproof (segunda parte)

Sherlock entonces se interesó más, estaban llegando a la parte que le competía saber y que al contrario, el si había visto en acción. Johanne recordó la vez que reventó la botella grande de alcohol con su mano sin haber imprimido demasiada fuerza, estuvo completamente segura de ello, de ahí en más, no venía a su memoria ninguna de aquellas anécdotas y asombrosas proezas. Pero recordó de pronto al Golem...

—En efecto, podemos comprobarlo si quiere aunque no creo que ninguno de los muchachos se preste de voluntario —rió por lo bajo—. Tan impresionante es la monstruosidad de fuerza que ha demostrado esta mujer; inspector, no debería fiarse mucho de la apariencia delicada y pequeña de Watson, se llevaría una gran sorpresa si la viera en acción.
—Continuo creyendo que me escucho demasiado magnifica para ser cierto.
—No te menosprecies Watson, aunado a todo y aunque pareciera increíble has mostrado grandes hazañas de durabilidad, tanto física como mental, esa capacidad también te ayuda a regenerarte de alguna herida o enfermedad con rapidez, disminuyendo el tiempo de recuperación incluso a la mitad.
—Entonces... —miró el inspector a Jo—. Fue por eso que te recuperaste más rápido de lo estipulado en ambas ocasiones.
—Eso parece —lo observó un momento para responder y luego regresó su mirada al Teniente—. Pero... ¿cómo funciona? Me refiero a que, lo he descubierto hace unos meses por experiencia, pero también he sido capaz de controlar dicha fuerza.
—Bueno, eso es fácil. Simplemente porque sabes controlarlo.
—Tsssk —solo entonces Sherlock hizo acto de presencia pero no dijo más, como haciendo estúpida la respuesta del Teniente.
—A lo que me refiero es... que te adaptaste.
— ¿A qué? —Johanne se acercó aún más, muy interesada, al igual que Sherlock, quien lo miró de nueva cuenta bastante serio.
—Esa parte es algo que no puedo decirles.
— ¿Por qué? —preguntó Holmes, casi parecía amenaza.
—No me es permitido develar más información al respecto de ese estado en la capitana, es un asunto totalmente confidencial —le miró con molestia por su intromisión tan ruda—. Y en caso de poder hacerlo, sería en privado con ella. Usted entenderá inspector —y entonces dirigió su mirada a Greg, más tranquilo— que por causas de fuerza mayor no puedo hacerlo.
—Y lo entendemos —le sonrió apretando los labios, para luego lanzar una mirada asesina al detective consultor que le ignoró, mirando a la pared con molestia por no obtener lo que quería.
—Bueno... no podemos saber la razón por ahora —intentó cambiar el ambiente la rubia— pero ¿cómo funciona mi cuerpo para lograrlo?
—Pues... lo que si te puedo decir es que eres capaz de controlarla porque todo depende de la energía que acumules en la parte del cuerpo a la que quieres potenciar, dicha energía la concentras en puños o patadas, aumentando su fuerza. Lo que si debes saber es que tienes que mantenerte bien alimentada y comer mucha proteína, de ahí deriva que puedas concentrar tu fuerza.
—Eso explica muchas cosas —Johanne entendía el por qué de su voraz apetito.
—Mientras estabas al frente como doctora militar en la India, fuiste capaz de curar a varias personas a la vez sin perder calidad en su tratamiento ni agotarte. Siempre te veían trabajando y ayudando en lo que pudieras... además de que podías determinar de inmediato qué tipo de lesiones o enfermedad tenía una persona con unas cuantas miradas.
—Espere... ¿la India?
—Así es. Tú y tu equipo fueron enviados allá por una guerra civil que se suscitaba en aquellos momentos. Tu misma te ofreciste a ir sin tardanza, alegando que conocías muy bien aquellas tierras.
—Por el tiempo que viví en la India —miró a Greg y él a ella.
—Exacto. Pero entonces fuiste herida por una bala explosiva que te destrozó el hueso, rozando la arteria del subclavio.

Entonces Johanne logró descubrir enteramente el por qué de la herida en su pecho que había corroborado antes con Mike y por qué razón le palpitaba con sumo dolor por dentro en el hombro y parte del pecho, siempre que el tiempo cambiaba y con mucha persistencia.