15

133 13 1
                                    


Sarada vio el enorme retrato puesto en la primera sala o recibidor, estaba ella, sola, sus labios se arquearon hacia abajo llena de disgusto, no era muy fan de su apariencia, era bonita, si, lo aceptaba pero para tener un retrato de ella conmemorándose nada más al entrar, era... 

—Que innecesario. 

Una de las sirvientas que estaba tan alagada de ver el retrato de su señora colgado manifestó. —Esto claramente muestra lo enamorado que esta el gran duque. 

—Si, claro— sabia claramente que esto no era obra de su esposo, que esto era una "disculpa" estaba pintado en todos lados que era la disculpa de su amigo. —Descuelguenla. 

Todo empleado quedo boquiabierto con la decisión de la duquesa, ella sin ningún problema fue muy clara en no querer ver dicho retrato. Fueron incontrolables los cotilleos por toda la casa, hasta el momento todo pensaban que la duquesa y el duque se llevaban muy bien, que su relación era estupenda salvo por los contratiempo que eran externos, pero entre ellos no habían problemas. 

El único medianamente menos impactado fue el administrador quien fue a notificar, aunque lo sintió innecesario a su vez, notificó a la duquesa ahora en su nuevo estudio, su propio estudio. Golpeo la puerta abierta antes de entrar. — El retrato fue descolgado de la entrada. 

—Bien— dijo ella. Isil estaba esperando que preguntará, ella debía sentir alguna curiosidad, era mujer. Las mujeres se interesaban por dichas cosas, era parte de ellas ser vanidosas. 

Tras unos minutos de pie como echando raíces en silencio habló por si mismo. —Lo deje en el almacén, tuve cuidado de no estropearlo. 

—Bueno— ella estaba completamente metida en los distintos periódicos sobre su escritorio bebiendo café. Isil se sintió algo insultado. —Ven acércate ayúdame a entender el contexto de la situación. 

—¿En qué necesita mi ayuda?— se porto digno y se acercó prudentemente. 

Ella tenia deshojados los periódicos y rallados las noticias que le resultaron de su interés. —Necesito información de estas casas nobles de aquí, señalo varios hojas y luego tomo otras —también cual es el indice de cosechas y productividad de estas regiones— Isil comenzó a tomar las noticias. 

Confundido trato de seguirle el ritmo, ella estaba de pronto volcando todo su interés en la situación del imperio, una recién llegada que no tenía manejo de las historias de las familias nobles, sus largas disputas con otras familias, familias que ascienden, familias que caen, los nuevos ricos, los de una economía más fluida, los de más riqueza, los nobles solo de titulo, ella continuaba sin saber nada al respecto porque, Sarada Uchiha ya tenía las manos llenas jugando con sus propios activos y patrimonios, y ahora con los nuevos que eran del duque. 

—Puedo preguntar de donde salio este repentino interés. Estaba muy feliz haciendo acuerdos económicos para el imperio de oriente, como también comprando esas minas de metales preciosos en el norte cerca del territorio ducal. 

—De hecho compre todo ese territorio, ahora es el territorio ducal hasta el limite con las islas congeladas— admitió Sarada, asintió, y si estuvo dándole prioridad a otras cosas. —Entiendo tu curiosidad— golpeó suavemente los periódicos con el indice —mi esposo con mucha regularidad esta resolviendo actos de violencia, aquí y allá, revueltas aquí, olas de crímenes por acá. Es molesto que haya tanto desorden. 

Isil observó el desastre sobre la mesa por supuesto sabia que no se refería ello, sino a la situación reino. —Si, el duque es uno, solo no puede resolver cada incidente caótico y me disculpo por mi opinión. 

Duquesa solitaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora