Tras salir del baño, con solo una toalla, observó que el rubio se había quedado sentado en su cama, esperándola.
—¿Te divertiste estando solo?
Gerald volteó a verla y sonrió. Con descaro, empezó a observar todo su cuerpo, deseando que la toalla, que tenía cubriéndola, desapareciera.
No dijo nada, sin embargo, se acercó a la chica con la intención de darle un beso.
—Catarina-sama ¿Puedo entrar?— Preguntó Anne, detrás de la puerta, arruinando el ambiente sexual que se percibía a miles de kilómetros.
—Acabo de salir del baño, ¿Necesitas algo?
—Me informaron que no bajaste a desayunar, ¿Te sientes mal?— La voz de la pelinegra demostraba que la chica estaba preocupada.
—Estoy bien, en un momento salgo.
—Como usted diga.
Los pasos de la sirvienta empezaron a alejarse, dando a entender que nuevamente no había nadie alrededor.
—Pero yo ví que desayunaste.
Catarina lo miró confusa.— Yo no he comido.
—Claro que si— hizo una pausa y prosiguió—, yo mismo te dí de comer y te llene.
Una carcajada salió de la boca de Catarina.— Lo que digas, Romeo. ¿Vas a salir de mi habitación o verás como me visto?
—No es una mala idea quedarse a observar.
Catarina abrió su clóset y saco las prendas que usaría aquel día. Unos toques intensos a la puerta de la castaña los alarmaron.
—¡HERMANA!— gritaba Keith desde el pasillo de la mansión.
—¿Keith, qué pasa?— preguntó Catarina, mientras se vestía.— Vas a tirarme la puerta.— Se acomodó el brasier.
—¡Anne me dijo que Gerald llegó esta mañana y nadie más lo ha visto!
—¿Gerald? No lo he visto.— Con una señal, le indicó a Gerald que se escondiera, por lo que el chico decidió meterse al gran clóset.
Catarina, después de asegurarse que Gerald no se viera desde afuera, abrió la puerta.
—Él no ha venido a verme.
El tono serio de Catarina no lo hacía dudar, sin embargo, Keith sabía que algo andaba mal.
¿Cómo Gerald iba a desaparecer de repente?
—¿Puedo entrar a tu habitación?
La pregunta sorprendió a Catarina, pues su hermanito le creía en la mayoría de veces y, ella pensaba que, había hecho una buena actuación.
Es raro que mi hermana sea seria. Fue lo que pensó el menor de los Claes, entrando a la habitación sin esperar una respuesta de su hermana.
Revisó debajo de la cama y el baño pero, ¿Qué hay del clóset?
Catarina, mentalmente, se estaba mordiendo las uñas. No estaba en sus planes que la descubrieran intimando con su prometido.
Podría ser una descarada pero aún tenía algo de vergüenza.
A unos escasos centímetros de la puerta del closet, Keith meditaba en si debía de abrir la puerta. ¿Y si no había nada? Había desconfiado de su hermana. Pero, por otro lado, si Gerald estaba ahí, su hermana lo había engañado.
—¡Keith-sama, Catarina-sama! La cena está servida.— Gritó una de las sirvientas desde el primer piso.
—¡Vamos, Keith! Gerald debió de haberse ido.
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"De nuevo soy la villana" |Fanfic de Bakarina| Trilogía (2/3)
Fanfiction¡Hola, soy Catarina Claes! Y hoy regresé a ser la villana de mi juego Otome favorito. Tranquilos, no lastimare a María pero, ¿Qué pasaría si yo me quedo con los finales de María? Después de todo, ellos me aman. Y voy a aprovecharme de esto. ¿Por qu...