Cuando lees un libro de ficción donde el personaje posee poderes lo primero que piensas es "seria divertido".
Kim Taehyung no pensaba eso.
Claro, con 17 años esperaba poder salir de fiestas, tener amorios, perder su virginidad pero tener telequines...
"Él no estaba enterado de la condición de su hijo."
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Taehyung, 11 años.
A sus 11 años las cosas no le estaban yendo a lo planeado, no con el hecho de que estaba en su último año de primaria y pronto empezaria la etapa de secundaria, la escuela no estaba siendo un problema para él pero si su casa.
Su hermosa y destruida casa.
—¿En que piensas, TaeTae?—Preguntó Jimin picando su brazo cuando notó que su menor no le prestaba atención, el castaño parpadeo y miró al mayor con una vaga sonrisa.
—Pronto empezaremos la secundaria, será raro.—Confesó con una mueca soltando un ligero suspiro con la vista al frente, Jimin asintio rápidamente tomando la mano de su amigo siendo costumbre desde niños entrelazar sus dedos.
—Lo se, pero mientras estemos juntos va a ser mas facil ¿No crees?
Con un mueca confusa y inseguridad en sus ojos Tae habló con voz temblorosa.—¿Iremos juntos? ¿No te estan obligando a cuidarme o si? Porque puedes ir por tu propio camino si quieres, ¡yo no te estoy elejando! Pero si...
—Kim Taehyung.—dijo con voz dura el de mejillas gorditas.—¿Otra vez con lo mismo? Ya hasta me cansé de repetirlo, ¡No es por compromiso! ¡De verdad te amo maldito ser inhumano!—Le chillo con enojo al contrario y Tae, en vez de sentirse herido o cohibido soltó una pequeña risa ya que en la última palabra le salio un gallo.—¡Hey!—Golpeó su brazo con medida fuerza callando abruptamente la risa reemplazandola por un gemido de dolor.
—¡Que malo! Yo no puedo elevarte ¿pero tu si puedes golpearme? ¿Qué clase de mundo es éste?—Refunfuño el menor con un puchero, Jimin soltó una fuerte carcajada ante lo dicho recordando esa vez donde Tae a los 9 años en un arrebato de enojo provocada por Jimin lo elevó por los aires, ése dia fue muy reforzable para su amistad.
—Tu sabes que no puedes hacerme nada, porque me amas.
—Si eso te hace feliz.—Le dijo recibiendo otro golpe mas fuerte haciendolo chillar.—¡Basta!—Gruño cruzandose de brazos, no falto mucho para que entraran a la calle donde estaba la casa de Tae asi que con Jimin los hizo parar a ambos sosteniendo los hombros del menor, obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Cuidate mucho, huye si algo pasa.
Huye.
—Lo se.—Y como cada día lo despidió con un abrazo, apresandolo con fuerza sin querer dejarlo ir recibiendo la misma respuesta por parte del menor.—Me voy, regresa a salvo por favor.
—Bien, adiós TaeTae.
Se separaron y Tae dio media vuelta caminando directo a la casa blanca con detalles azules, en su imaginación esa casa tenia las ventanas rotas, llamas salian del interior, el brillante color blanco era opacado por la suciedad y grietas por doquier, la apodaba la casa del mal, donde las personas sufren y no hay salida.
