Capítulo 8

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La fiesta del fin del Otoño de Maia

— ¿Jensen vendrá por nosotros? —preguntó Fátima, Felix asintió mirándose en el espejo. Su hermana se acercó a él y sonrió al verlo—. Te estás arreglando demasiado como para ser Felix Russo.

—Déjame—le dijo y ella rió.

— ¿Te encontrarás con alguien?

—Con Diana—su hermana frunció el ceño.

— ¿Estás saliendo con ella? —preguntó—. Pensé que sólo eran amigos.

Felix suspiró y la miró.

— ¿Por qué todos dicen lo mismo? ¿Qué sucedió el lunes luego del baile de graduación? —ella lo miró extrañada.

— ¿No te acuerdas? —preguntó—. Sé que el día del baile llegaste antes a la casa y todo el fin de semana estabas con que ella vomitó sobre ti. A ella le gustó el gesto que tuviste con ella en el baile pero tú lo hiciste de forma amistosa.

— ¿Qué? Claro que no—frunció el ceño—. ¿Siempre ha sido así? Digo, después del baile. ¿Sólo eso ha cambiado?

— ¿De qué estás hablando? —él negó, era tonto tener que explicarle algo que para ella realmente no existía.

Escucharon a su mamá gritando desde la sala que Jensen había llegado a buscarlos. Ambos bajaron y salieron de la casa para encontrarse con Jensen, este les sonrió al verlos y ambos caminaron para subirse. Fátima se sentó en los asientos traseros mientras Felix quedó de copiloto.

— ¿Debemos buscar a Diana? —preguntó Jensen—. No me sé su dirección.

Felix se quedó pensando, él tampoco se la sabía; en todo el tiempo que llevaba conociéndola, nunca había ido a su casa. Un recuerdo se prendió en su cabeza, la había llevado a su casa el día del baile, no en el real sino en el nuevo momento que sucedió, tenía que recordar en donde era.

Se quedó un momento en silencio intentando recordar el camino que tomó desde la casa de Diana hasta la suya pero en realidad no había ningún recuerdo en su mente sobre eso, todo lo que parecía ser situación de ese día, paraban hasta el momento en que ella vomitó sobre él. Así que intentó pensar en cómo habían ido desde el Instituto hasta la casa de la chica.

—Lo tengo—dijo y miró a Jensen, este alzó una ceja—. Su casa está a una cuadra del Dush, en la calle cinco—mencionó y el chico asintió para conducir hasta el lugar.

Fátima estuvo todo el camino comentando sobre su semana y sobre cómo sus amigas le habían pedido que las ayudaran a llamar la atención de Jensen, éste sólo reía y negaba ante todo un tanto tímido por la situación.

—Eres mega popular entre mi grupo de amigas—le dijo ella—. Todas dicen que están celosas porque te hablo.

—Ellas pueden hablarme, no es como si fuese a hacerles algo—respondió el chico con la mirada fija en la carretera, Felix lo miró y rió.

—Deberías conseguirte una novia—mencionó, Jensen frenó de golpe.

—Dis-disculpen—dijo y volvió a conducir—. No necesito una novia—habló.

— ¿No te gusta nadie? —preguntó Fátima—. Hay muchas chicas lindas en nuestra clase.

—No estoy interesado—respondió y dio vuelta en el auto—. Aquí es la calle cinco—miró a Felix—. Llama a Diana para que salga.

Felix asintió y sacó su celular para llamar a la chica, ella atendió al primer repique y éste le avisó que se encontraban en la calle para que saliera de su casa y así pudiesen verla. Diana apareció a lo lejos y Jensen condujo hasta ella.

La primera vez de muchasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora