Adán O'brien

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(Para disfrutar mejor reproducir Gangster – Labrinth)

Despeino un poco mi cabello, para hacerlo ver un poco más natural, me pongo unos jeans no tan ajustados y una camisa de fondo  negra con estampas de palmeras por la camisa. La abrocho y dejo los 2 botones de arriba desabrochados, dejando ver un poco mi pecho algo marcado. Uso unos Vans negros y pongo la pistola en el borde del pantalón, tapandola con la camisa y salgo del departamento.

Chad me espera abajo, fumando como siempre. Saco unos cigarrillos de mi bolso trasero del pantalón y enciendo uno. Lo fumo y me acerco a Chad.

—Hey bro—digo chocando puños con él.
—Que onda, te vestiste muy.. facherito, ¿no? Solo es un robo, no una cena familiar.
—No quiero levantar sospechas al inicio. Cuando lo tenga, saldremos corriendo.
—Confío en tí. Vamos.

Apresuramos el paso, para llegar pronto a la tienda de joyas. Al entrar, la mujer de la puerta nos recibe con una sonrisa, viéndome de arriba a bajo, marca más la sonrisa.
Chad y yo nos quedamos viendo unos minutos los estantes llenos de anillos, collares, relojes y otras costosas joyas, cubiertos por un vidrio, me acerco a ver uno, de plata  con un diamante en el centro.

—Señorita— llamo a la vendedora, y con sus ruidosos tacones se acerca.
—Diga joven, ¿En qué lo puedo ayudar?
—¿Me puede mostrar este collar?— Señalo el antes ya visto y ella asiente.
Abre el vitral y lo saca con la base, lo acerca a la mesita y me lo acerca.

—Que hermoso— digo sonriendo— ¿Puedo?

La mujer de edad no muy avanzada duda, pero luego relaja el ceño y asiente.
Lo tomo con mis manos y sonrío.

—Para mi madre, que la amo tanto, se merece esto.

Ella hace un gesto de ternura, y yo, lentamente, lo voy bajando a la base. Pero no lo dejo, ya que en ese instante Chad, junto con más joyas, apunta con su arma a las dama que nos atendían.

Yo, sin pensarlo, saco mi pistola e igual apunto al techo y disparo.

—NO HAGAN NADA O LES DISPARAMOS— dijo Chad gritándoles.

Las mujeres, asustadas solo gritan de terror mientras se agachan al oír el disparo que lancé.

Salimos rápidamente corriendo del lugar, nos dirigimos a mi departamento, pero al momento, unos guardias de la joyería nos persiguen.

—Mierda mierda— digo mientras corro con el collar de diamantes en mi mano y la pistola en el pantalón. A la vista.

—Maldición Adán, nos van a atrapar.

—No.

Corrimos muy lejos, entre las calles, hasta que entramos a un callejón.

—Estamos a salvo— dije cuando nos detuvimos.

Eso pensé, hasta que unos hombres nos vieron y se acercaron a nosotros. Eran dos hombres de seguridad de la tienda.

Nos querían quitar las joyas, y llevarnos a la policía, pero no lo podía permitir.
Nos agarraron y nos golpearon en la cara, a Chad lo golpearon más, en el estómago y en el rostro.

A mí, me golpeó un hombre en la nariz dos veces, provocando que sangrara, pero en el momento, saqué la pistola y les disparé a los dos hombres. Tenía que salir de ahí.
Chad quedó inconsciente, no podía arriesgarme por él, así que tomé algunas joyas y me fuí de ahí, dejándolo tirado. Luego iría por  él.

Llegué a mi departamento, sangrando de la nariz. Dejé las cosas en la mesa y fuí al baño a curarme.
Debía irme de ahí, antes de que me encontraran. Me duché, me vestí rápidamente, tomé una mochila guardé las joyas y otras cosas y salí de ahí.

No tenía coche, no sabía a dónde ir. Eran las 17:30 y debía irme ya.
Llegué a un bar, eran ya las 17:45, tomé unos tragos y ví a un par de chicas, bebiendo y charlando.

Me acerqué a ellas con confianza, pensando que estaban ebrias, pero no. En la tabla estaban las llaves de un coche, así que me acerqué a una de las chicas para besarla pero ellas incómodas me querían quitar de ahí. Tomé las llaves y me alejé un poco de las chicas.

—Está bien, está bien, no quieren divertirse, está bien— alcé las manos como culpable y me alejé de ellas.
Tenía las llaves de un auto que no sabía ni cuál era.
Llegué al estacionamiento y presioné el botón de las llaves, para que sonara el auto y saber dónde estaba.

Entré al auto, dejé la mochila en el copiloto y lo encendí. Salí del lugar y estuve manejando por hora y media, no tenía idea a dónde ir, así que llegue a LA, eran ya 19:13, ya estaba oscuro.

La avenida estaba un poco sola, cuando de repente, una chica se atraviesa y casi me hace chocar con ella. Me miró unos minutos, parecía asustada. Le hice una seña para que subiera al auto y lo hizo.

9 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora