VIII

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Chloe Davis

Siento el aire correr por mi cuerpo junto el ligero peso de la sábana que me cubre la piel semidesnuda. Escucho respiraciones en ambos lados. Abro lentamente y miro a Dylan de un lado y a Adán en el otro. Sonrío.

Anoche llegamos borrachos y drogados, pero no pasó nada. Yo tenía mi ropa interior y ellos igual.

Salgo de la cama y camino al baño. Abro la llave de la tina y echo un poco de jabón en espuma, pero cierro los ojos y me recargo en la pared al sentir una presión en mi cabeza. Maldición. Corrí a la cocina y tomé una Aspirina y la tomé, regresé a la habitación. Entré al baño y tomé unas toallas.

Toco el agua para ver si está caliente y sí. Asiento y quito la bata. Entro a la tina y me quedo quieta para sentir el agua caliente por cada parte de mi cuerpo. Cierro los ojos y respiro profundo.
Muevo un poco mi cuerpo, acomodándome. Tomo la esponja con jabón y la empiezo a pasar por mi cuello, hombros, bajo al pecho, paso por mi abdomen y cada vez siento algo palpitar en mi entrepierna. Suelto la esponja y la dejo flotar en el agua.

Mi respiración cada vez aumenta de ritmo, rozo mis dedos por el monte Venus y los bajo hasta llegar al clítoris. Lo presiono y suelto un jadeo, respirando profundo. Sigo tocando, y con cada roce suelto un gemido, con la otra mano toco mis pechos, pellizcando y apretando. Imaginando que estoy con Dylan y Adán. Joder no puedo. Introduzco dos dedos y comienzo a mover de arriba a bajo. Cada vez muevo mis dedos más rápido, trato de morder mi lengua para silenciar los jadeos que suelto pero me es imposible.

Siento el orgasmo acercarse, asique aumento la velocidad. Suelto un gemido algo fuerte cuando me vine. Saco mis dedos y los muevo en el agua, limpiándome. Cubro mi rostro con las manos pensando en que puede que alguno me haya escuchado, o ambos. Siento mis mejillas arder.

Termino de lavarme y salgo. Me coloco la bata y una toalla en el cabello. Me acerco al lavado y saco de uno de los cajones una no muy gran caja, con maquillaje. Aplico base y corrector. Sello con polvo y coloco máscara en mis pestañas. Peino mis cejas y coloco algo de rubor.

Salgo del baño y veo que no están los chicos. Frunzo el ceño unos segundos y luego sonrío aliviada. Tomo mi ropa y me la pongo.

Salgo de la habitación, caminando por el pasillo, mirando el celular, pero de pronto choco con alguien, doy un pequeño brinco y levanto la mirada.

-Dios Adán, que susto me acabas de dar- digo con una mano en el pecho. Sonríe y me mira a los ojos.

-¿Todo bien?- pregunta con aún su sonrisa.

-Si, ¿porque?- respondo juntando mis cejas y sonriendo levemente.

-Sabes a lo que me refiero- contesta con una sonrisa más picarona.

Sonrío soltando un suspiro.

-No te hagas, te escuchamos- dice y alzo mis cejas.

-¿Qué? ¿Ambos?- siento mis mejillas arder.

Ríe y asiente.

-Joder- tapo mi rostro con las manos.

-Tranquila- ríe- como si fuera la única vez que te hemos oído- sonríe más y camina a las habitaciones, dejándome sola. Cierro los ojos, y los abro, ruedo los ojos y camino para bajar a la cocina. Llego al living y veo a Dylan. Me mira y sonríe.

-Hola- dije.

-Hola- me mira y sonríe más

-¿Qué haces?- me siento a un lado de él, recargandome en el sillón.

-Hablaba con un amigo- dice y baja su celular para mirarme.

Somos interrumpidos por Adán ya que abre la puerta asomándose.

9 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora