Capítulo 8: La mujer de pelo blanco...digo, ¿mi abuela?

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Holisss!!!!

Perdón, perdón, perdón. Es que no sabía muy bien como arrancar este nuevo capítulo. Con una declaración tan importante como esa supongo que cualquiera se quedaria sin palabras. Espero que les guste, y no se preocupen porque martes o miércoles voy a subir uno nuevo. Si puedo va a ser antes.

Ahora los dejo para que lean

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-Te amo Rocío-dijo Gabriel.

Sorprendida me quité la máscara y él hizo lo mismo, podía ver la honestidad de sus palabras calcadas en todo su rostro. Mi mente se quedó en blanco. Mi capacidad de hablar había desaparecido. Pensar en una respuesta rápida no iba a servir de nada, pero que darse callada tampoco. Pero no tuve mucho tiempo de pensar que podía o no hacer.

Gabriel bajó la mirada y se separó un poco de mí. Al parecer había tomado mi silencio como un rechazo. ¿Acaso los hombres no podían interpretar el silencio por lo que era, simplemente silencio? Pero esa reflexión quedó atascada en mi cabeza.

Escuchamos el carraspeo de alguien a nuestro lado. Nuestra atención se redirigió al hombre vestido con uniforme azul. Detrás de él había dos hombres más. Nada de la situación me parecía alentadora, pero me pareció extraño que nos hubieran descubierto. Habíamos interpretado muy bien nuestros papeles.

-Señor y señorita-dijo el hombre uniformado-Como capitán de la guardia del rey, ustedes están arrestados por falsificación de identidad y secuestro.

-Perdone, pero creo que se equivocó de personas-dijo Gabriel con tono educado.

-¿Secuestro?-dije incrédula y miré a Gabriel confundida. Sabía que la primera acusación era verdadera, y no podía imaginar cómo habrían descubierto eso, pero el secuestro era algo de lo que no podían acusarnos.

Gabriel debió haber notado que lo miraba porque se giró hacia mí.

“Después te explico” me dijo en señas

Entonces el Guardia tal vez tuviera razón. Pero solo me quedaba una duda. ¿Cómo nos había descubierto?

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Estábamos sentados en un enorme sillón, suave y cómodo, aunque con la tensión que había en el aire casi ni se notaba. Gabriel había estado mirando la puerta en la espera de que se abriera desde el momento en que el Capitán de la Guardia nos había traído a esta habitación.

Yo, en cambio, había recorrido toda la habitación con la mirada. Había un cuadro que representaba la primavera más hermosa que había visto. Los colores cálidos y los fríos colisionaban en formas tan extravagantes, creando flores lagos y chozas. Todo en completa armonía. En otra pared había una ventana, no sabía que se podía ver detrás de ella, pero imaginaba que al patio trasero por la poca luz que entraba.

De magia, amor y pérdidas IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora