Capítulo 3: Trabajo y un amigo

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Según la versión que Gabriel había dado, yo era una vieja amiga, gracias a Dios no dijo mi nombre, con la que se había encontrado durante la misión, de la que no tenía idea el objetivo. Al darse cuenta quien era yo, decidió dejar de lado la misión y sacarme de ese “infierno”. Nos descubrieron al intentar escapar y yo en un acto heroico evité que lo mataran quedando inconsciente. No pudo explicar por qué no quería quedarme en el campamento, pero Ricardo solo escuchó hasta mi supuesto salto para que no mataran a su hijo.

Esto era lo más ridículo que había escuchado en mí vida, y podía jurar que me había cruzado con idiotas. Sus cerebros se habían ido caminando. ¿Nadie veía lo extraño que era que yo quisiera volver al supuesto lugar del cual había huido? Estaba perdida.

Cuando volvimos al campamento, todas las miradas estaban sobre nosotros. No quise cenar y me fui directamente a la habitación. Estaba agotada, frustrada, enojada, etc. Me acosté y me quedé dormida, pero toda paz en mi vida tiene fecha de caducidad. Golpearon un par de veces la puerta. Pero en vez de irse, entró en la habitación.

Sentí unos pasos pero no me di vuelta, tal vez si creía que dormía se iría. El colchón se hundió y después de que la sábana se moviera sentí que alguien se acostaba a mi lado. Me voltee para ver quién era el intruso y Gabriel me devolvió la mirada. Rápidamente me senté en la cama.

-¿Se puede saber que estás haciendo acá?-le pregunté bruscamente. Estaba tan tranquila durmiendo, eran momentos como esos en los que tenía ganas de matarlo y quedarme sin amigos.

-Esta es mi habitación-dijo con una enorme sonrisa en su cara. Me preguntaba si un almohadazo podría quitársela-No te preocupes, vas a tener una habitación propia pronto. Mientras tanto, duermes con migo.

-Muy gracioso-le dije con una sonrisa falsa en mi rostro, y después me puse seria-Dormís en el piso.

Se rió como si hubiera dicho una broma, pero cuando vio mi expresión de nuevo, agarró una almohada y se tiró al piso. Era bueno que entendiera tan rápido e hiciera lo que le pedí. En ese momento se me vino algo a la cabeza.

-Tu hermano sabe quién soy-dije algo preocupada.

-Ya se.

-¿Crees que le vaya a decir a alguien?

-Con él fue con la única persona que pude hablar antes de que despertaras-dijo algo cansado, tenía sueño al igual que yo-Lo encontré en la cena. Me dijo que te vio y que al principio no te reconoció. Pero cuando lo llamaste por su nombre…-se dio la vuelta y se apoyó en su codo para poder mirarme-¿Por qué no querés que nadie se entere quién sos?

Resoplé. Ya sabía la respuesta, no era necesario que se lo dijese, pero quería que lo dijera en vos alta y lo admitiera. Cosa que no iba a hacer. Pensé en preguntarle que íbamos a hacer mañana cuando me acordé de dos cosas pero que suponía, debían estar conectadas.

-¿Por qué me desperté con solo una camisa?-le pregunté y vi como cada músculo de su cuerpo se tensaba en respuesta.

-Emm…

-Hazlo rápido.

De magia, amor y pérdidas IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora