Gabriel
Los oídos me zumbaban y la cabeza me daba vueltas. Sentía todo el cuerpo dolorido y por más que lo intentara no podía mover mis extremidades, parecía que estuvieran hechas de plomo. Pero lo que más me dolía era saber que Rocío debía estar pasando por lo mismo.
Durante unos largos minutos estuve de esa forma, hasta que mis pensamientos se empezaron a aclarar. Lentamente fui recuperando movilidad, pero al mismo tiempo pude empezar a oír una conversación. Al principio solo eran murmullos lejanos, y luego se convirtieron en una conversación.
-Esto es simplemente imposible-dijo una voz. Estaba seguro que había sido Rocío-Este retrato no significa nada. Y sus palabras tampoco significan nada para mí.
¿Qué cosa era imposible? ¿De qué retrato hablaban? Intenté no moverme para no interrumpir la conversación.
-¿Crees que miento?-dijo una voz tranquila que, por algún extraño motivo, me sonaba conocida.
-Es lo más lógico.
-Pero no es la verdad.
Rocío suspiro frustrada. Entreabrí un ojo para poder ver la escena. Ella se estaba llevando las manos a la cabeza y caminaba hacia la ventana. Y en un sillón cercano al mío estaba sentada la mujer de pelo blanco que nos había arrestado y lanzado ese conjuro junto con Nicolás.
Al pensar en él, sutilmente comencé a buscarlo en la habitación, para pronto descubrir que no solo era él quien faltaba, sino también los guardias. Solo estábamos nosotros tres. ¿Pero cómo había pasado eso? ¿Y por qué? La mujer parecía estar muy tranquila, al parecer no le preocupaba estar solo con dos rebeldes.
-Supongamos…-dijo Rocío soltando la cortina y acercándose hacía donde yo estaba. Podía ver en su rostro que estaba pensando en algo ingenioso, nuestro escape-Supongamos que yo le creo. ¿Cómo puede explicar que nunca haya hecho magia?
¡¿Hecho magia?! ¿De qué estaba hablando?
-Tendrías que haber estado expuesta a ella en primer lugar.
-Créame cuando le digo que estuve expuesta a ella-dijo Rocío y sentí la frialdad con la que decía esas palabras-Mi color de pelo no cambio porque el sol lo oscureció y mi espalda no está marcada porque dormí sobre un tronco-ella se acercó más a mí y me dio la espalda.
-No cualquier tipo de magia, ni tampoco de cualquier persona-dijo la mujer cruzando delicadamente sus manos sobre su falda-Tu propia sangre debe despertar tu magia. A eso se le llama ritual de iniciación-esta conversación se estaba empezando a tornar demasiado extraña para mí. La mujer sonrió casi maternalmente-Y la acabas de recibir.
-¿Por qué mi madre nunca me habló de usted?-dijo Rocío.
-Espera mi señal-dijo en señas. Ella era muy perceptiva, y se había dado cuenta de que estaba consciente probablemente desde que entreabrí mi ojo.
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De magia, amor y pérdidas I
FantasíaUn mundo controlado por la magia. Un año después del trágico accidente, Rocío intenta olvidar todo lo relacionado con eso. Intente rehacer su vida. Con otro nombre, trabaja de sirvienta para una familia poderosa. Pero durante una fiesta en la mansió...