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—Dame cinco minutos

El rubio sin más cuelga aquella llamada, se queda en completo silencio observa las tumbas con detenimiento mientras espera a que Greco llegue por el, pasan unos quince minutos y este llega.

—Joder, gracias por venir

—Ya te lo dije, haría lo que fuera por ti

—Vamos de una vez

Sin más el de ojos azules sube el automóvil con la mirada bastante triste, cosa que hace sentir mal al que conduce, solo suspira ante aquello.

—¿Quieres ir a casa?, no tengo mucho tiempo

—¿Tienes que ir al trabajo?

—Si, si de hecho ya iba para comisaría

—Ostraaas, en ese caso ¿porque fuiste por mi?

Greco conduce hacia su hogar para dejar a su compañero, rápidamente llegan y el rubio baja del automóvil dejando al otro para que pueda ir a su empleo.

—Te veo en la noche, cuidate

Gustabo se queda frente a la puerta de su hogar, dudando en si debería entrar o no, mientras esta en eso observa como una pequeña mariposa se posa sobré su cabello aquello le sorprende pero sólo sonríe y una pequeña lagrima cae por su rostro ya que un recuerdo lo golpea, recuerda en como Horacio le encantaba jugar con las mariposas, ni se entera cuando termina en el suelo con los ojos llenos de lágrimas.

Pasa un rato en el suelo, hasta que finalmente se levanta, saca sus llaves de su bolsillo y procede a entrar, lo primero es que hace es sentarse en el suelo y comienza a pensar en todo lo que le sucedió y le sucede.

Solo. GrestaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora