Este cap. también es cortito. Se sube un poco el tono (+18). ¡Espero que les este gustando! <3
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Avisas a la señora Sakurai, tu tía; de que llegarás tarde a casa. Te marchas esperando no perderte hasta la vivienda del chico cereza.
Miras los letreros... Por fin la encuentras. Es una residencia bastante grande comparada con la tuya. Tiene jardín trasero, parece que hay cerezos en él; no te resulta extraño. El cercado está abierto, te tomas la libertad de pasar y cerrar tras de ti. Un gato pasa entre tus pies ronroneando. La puerta de la casa se abre, tu anfitrión se asoma y levanta un brazo saludando. Va vestido con unos pantalones que parecen los de su gakuran, y una camisa desabotonada hasta el pecho, hace que tu imaginación vuele unos minutos. Te invita a pasar con una sonrisa.
-Veo que no te ha costado encontrar esto. Habría ido a buscarte pero quería preparar algo para beber y ordenar la casa. Voy por algo a por un par de refrescos. – Dice.
Se muestra amable, muy cercano; es como si ignorase tu mal carácter. Poco a poco hace que te abras más, te transmite seguridad. El tema de conversación se desvía hacia algo menos agradable...
-Resulta un poco traumante a ver visto cómo te destrozaban las entrañas. Era consciente de que moría... No me gusta hablar de ello, aunque creo que ya está superado. – Hace una pausa para mirarte. – Dio nunca te puso uno de sus asquerosos trozos de carne come cerebros... ¿Verdad? -.
-No... No podía. Mi stand se lo impedía. Pero seguía siendo capaz de otras cosas. –
El chico hace contacto visual contigo, en sus ojos puedes comprender que en algún momento se sintió casi como tú.
- ¿Te hizo daño? ¿Abuso de ti...? – Pregunta con voz temblorosa.
-Demasiadas veces. Ni si quiera recuerdo si... Da igual. Dejemos el asunto. –
Él se arrastra para sentarse junto a ti. Muy cerca, tan cerca que te roza. Mantienes la calma. <No pasa nada, ni si quiera te está tocando. Pero... y si lo hiciera... ¿Quiero que lo haga?>
Das un trago largo a la bebida que tienes delante. –Respecto a lo del otro día, cuando me besaste sin avisar...- Comienzas a decir.
- ¡Ah! Lo siento mucho. No debí hacerlo. Contigo siento que podría perder el control... No pensé en lo mucho que te incomoda que alguien te ponga las manos encima... Me lo contó Jotaro el primer día que volví recuperado. Es por lo que te ocurrió en Egipto, lo sé. –
Tú te apresuras a responder: -Basta de hablar de eso. Me gustó. Me gustó que lo hicieras. Y me gustas tú... No entiendo que es lo que me ves, no soy el tipo de mujer que buscas; todo lo contario. Pero... -
Y de nuevo sin que termines la oración, se lanza como la vez anterior a por tus labios, dándote un beso rápido y tierno.
-No pierdes oportunidad... - Susurras.
-Mi hierophant fue capaz de tocarte cuando estuvimos en la residencia de Jotaro...-
Vuestras miradas hablan... Los tentáculos verdes salen de alrededor de Kakyoin, y flotan hasta llegar a ti. Varios de ellos rodean tus hombros y tus brazos, otros toman tus manos y uno más acaricia tu mejilla... y te reconforta, es como recibir suaves toques con una pluma por la piel.
Otro de los apéndices te empuja suavemente y te tumbas en el suelo, con el chico de ojos violáceos apoyado en su costado, observándote.
Los roces se vuelven más intensos, más indiscretos. Un tentáculo se toma la libertad de jugar entre tus pechos, de bajar por tu abdomen, palpar tu cintura y continuar hasta el inicio del pubis...
- ¡Perdóname...! No sé qué me ha pasado... - Dice el dueño del stand dándose un golpe en la frente.
Agarras ese revoltoso tentáculo de Hierophant. Lo besas con cariño y miras provocadoramente al chico.
Él acerca su rostro, sus manos están alejadas de ti. Esta vez te besa con más intensidad, su boca se abre fusionándose con la tuya... Te concentras en la danza increíblemente excitante que se genera con los movimientos perfectos que hace con la lengua. Besa demasiado bien. Sientes cómo te humedeces bajo los pantalones...
Los tentáculos continúan recorriendo tu cuerpo por completo, como un artista dando pinceladas. Uno repite el juego del anterior, pero va más allá. Se cuela dentro de tu ropa... Acaricia tus muslos, cada vez más cerca de un sitio donde no debería estar.
Os despegáis del ardiente intercambio de saliva, admiras su atractivo rostro; ese mechón de fuego haciendo una onda y esos ojos brillantes enmarcados con dos cicatrices.
- ¿Te encuentras bien así? No quiero presionarte... - Dice relajándote con su voz.
Asientes, más preocupada por controlar la respiración que por hacerle caso.
Se aproxima a tu oído y habla en un susurro: -A mi hierophant no le gustan los espacios abiertos, prefiere los lugares estrechos, oscuros... y cálidos. –
- ¿Qué...? – Te confunde...
Al instante, sientes como algo se introduce en el interior de tu cuerpo, profanando tu feminidad de una forma exquisita. Deseas que siga avanzando, pero no lo hace... Se queda en la entrada, haciendo suaves movimientos... Se te escapa un gemido. Pero no eres la única que está ardiendo en deseo. Kak aguanta como puede en la posición que ha estado hasta ahora, caen dos gotitas de sudor por el lateral de su frente, respira agitadamente con la boca entre abierta y trata de no mirarte. Por curiosidad o por instinto, te fijas en sus pantalones... se marca un bulto entre sus piernas.
-Tengo que parar... Estoy al límite... No puedo seguir con esto. – Logra pronunciar.
Cuando retira el apéndice de tu feminidad, no puedes evitar un sonoro "Ah", tapándote la boca con las manos. Es el detonante... el impulso hormonal del chico, se apodera de él y se lanza contra ti, poniéndose encima y mordiendo tus labios. Su erección presionándote entre las piernas, te hacen necesitar que te folle con todas tus fuerzas...
"Sé obediente... No pienses ni por un momento en rechazarme. No puedes oponerte. A mí, Dio; nadie me niega nada."
En medio de toda esa vorágine de sensaciones, las palabras del ser de tus pesadillas regresan a tu cabeza, comienzas a sentir dolor por todo el cuerpo, estás indefensa, atrapada. Ya no sabes ni donde te encuentras. Esa risa molesta y aterradora del pasado se hace tan real...
-Para... ¡Para! ¡Déjame...! – Gritas con furia, obligando a un sorprendido Kakyoin a retirarse de inmediato.
-Te forcé demasiado... - Dice entristecido con las manos en la cabeza.
-No es culpa tuya... Por favor, olvídate de que esto ha pasado. Falta una hora para que llegue Jotaro... ¿Podemos salir fuera? Necesito que me dé el aire...- Contestas con una mezcla de odio y vergüenza... así que eres incapaz de saciar ninguna de tus necesidades.
Lo peor no es solo la angustia que sientes, si no que todavía estás excitada y sabes que no puedes hacer lo que te gustaría.
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Bailando entre estrellas y esmeraldas. - (Kakyoin x Jotaro x Lectora fem.)
FanfictionSolo eres una chica con una mala reputación que quiere salir adelante. Pero a veces afrontar las inseguridades y dejar atrás los traumas es demasiado difícil, sobre todo cuando las sombras del pasado aún se ciernen sobre ti. Tal vez tu nuevo comienz...