10. Me odio por quererte

415 63 3
                                    

Jotaro llega a la residencia donde esperáis Kakyoin y tú. Contempláis los cerezos. Hay tensión entre vosotros después de lo que ha pasado.

Suena un trueno a lo lejos, algunas nubes esponjosas y grisáceas cubren el cielo. Entráis a la casa y pasáis el rato cada uno por su cuenta. El chico de la gorra os vigila de cerca.

-Oi. ¿Qué os pasa a los dos? – Pregunta con su grave voz.

No contestáis, a Jotaro no le gusta que lo ignoren y sube el tono cuando vuelve a hablar: - ¿Qué pasa? ¿Qué habéis estado haciendo antes de que yo llegase? -.

-Nada. Es solo que charlamos sobre temas poco agradables. – Responde su amigo.

-Vosotros dos... ¿Os lleváis algo juntos? -. Sus ojos turquesas se clavan en ti, intimidantes. El de pelo cobrizo está haciéndose el despistado, pero te escucha atento cuando contestas la pregunta y claramente no le gusta lo que oye.

-No, idiota. No estamos saliendo ni somos nada si es lo que tanto te molesta, no nos conocemos tanto. Cálmate un poco. –

El bello rostro de Jotaro enmarcado en mechones negros, se destensa considerablemente. Se muestra algo más amigable el resto de la tarde.

Llega un momento en que no soportas como te mira el chico cereza... nunca has tenido que lidiar con situaciones así, siempre has tenido claras tus decisiones respecto a los hombres. Decides marcharte a casa, con la excusa tonta de que te duele la cabeza y prometiendo que mañana hablarás con ellos, además; necesitas ayuda con un par de asignaturas de la escuela.

Te vas sola. Empieza a oscurecer, ya ha pasado la hora de cenar.

Entras en la casa, Carol Sakurai está durmiendo tirada en el sofá con la televisión encendida. Te pones a escuchar un disco de Joan Jett durante un rato y después te acuestas en el futón. Le das vueltas a muchos pensamientos, cuando recuerdas los besos y los roces seductores de esta tarde; vuelves a sentir que necesitas desesperadamente tener sexo... Pero ahora mismo algo tan sencillo te resulta sumamente complicado. Cierras los ojos y te pierdes en tus sueños.

Viajas a una época distinta...

-¡Oye!... Dio-sama quiere que vayas a su habitación... Tsss, vamos; tengo que llevarte yo. –

Hol Horse te sorprende apareciendo en la oscura sala.

- ¿Para asegurarme de que no me pierdo por el camino? No quiero verle. – Te quejas. Pero sabes que no tienes alternativa. Te levantas del sillón con desgana y sigues al cowboy moderno apretando los puños.

- ¿Has intentado marcharte de la mansión? No te dejarán... Mira todas esas tías buenas que entran y nunca salen, se convierten en su comida. Procura obedecerle y no acabarás así. Al fin y al cabo, no hay nadie tan poderoso como él. ¿No? –.

Lo ignoras. Una vez más subes esas horribles escaleras envueltas en una neblina y accedes al dormitorio del ser vampírico... Él te espera tumbado en la cama leyendo un libro.

-Oh... Cierra la puerta y acércate. Ah, y desvístete. – Dice con una voz intensa y seductora...

Pero tú ya no caes en sus encantos, ya no quieres pertenecerle.

-Quiero irme de este sitio... - Dices con determinación, haciendo frente a tus miedos.

Deja el libro en la mesita más próxima de un golpe. Se levanta y su figura escultural se alza entre la penumbra como la única fuente de luz. Una luz que aterra el alma.

Llega hasta una de las ventanas y se asoma. El sol se está poniendo.

- ¿Quieres abandonarme? Adelante... -. Chasquea los dedos, la puerta de la habitación vuelve a abrirse y un cuerpo masculino se adentra en ella. Lleva el pelo largo, diadema y vestimenta muy ceñida. Va acompañado de una mujer joven, delgada y sin ropa, aparentemente está débil, casi no se sostiene en pie. El hombre hace una reverencia y se posiciona junto a Dio sin tan siquiera mirarte.

Los ojos radiantes como una mezcla de oro y bronce del más alto buscan los tuyos.

-Vanilla Ice... No lo has visto aún por aquí, pero él es capaz de saltar la barrera que te protege cuando alguien intenta atacarte; ya que todavía no sabes usar todo tu poder. – Suelta una risa maligna mostrando sus colmillos. Hace un gesto con dos dedos. El tipo de su lado se consume siendo devorado por un monstruo extraño con cuernos y desaparece. Te asombras, miras a todas partes...

Un ruido como de algo explotando casi en silencio se escucha. Te volteas para ver como dos piernas cortadas aún se mantienen rectas donde estuvo antes la mujer que trajo ese Vanilla Ice. Estás en shock, no lo entiendes. Cualquiera sentiría miedo ante eso.

Dio te rodea con un brazo, no controlas tus temblores. Te obliga a seguirle hasta la cama.

-Vanilla Ice, limpia eso y vete. – Ordena.

Aprovecha tu confusión para dejarte en ropa interior y tumbarte con el vientre apoyado en el colchón. Sus dedos acarician tu espalda, se te eriza la piel.

- ¿Lo ves? ¿No prefieres estar aquí conmigo? Pórtate bien. Sigamos siendo amigos -. Susurra con dulzura.

Se sienta de rodillas sobre ti, con su miembro prominente presionando entre tus nalgas.

Clava dos largas uñas justo en tus omoplatos. Sientes los pinchazos de forma molesta. Profundiza más en tu piel, trata de hundirlas lo suficiente como para dejar marca, suspira y pronuncia tu nombre con calma, te pide que no te muevas. Agarras con fuerza una de las almohadas mientras arrastra las uñas como si fueran cuchillos, es tan doloroso que te cuesta no llorar. Corta la carne creando una X desde la parte superior hasta el inicio de tu trasero. Repasa las heridas con las manos y ves por el borde de tus ojos como se lame toda la abundante sangre con la que se mancha. Se deja caer junto a ti y baja sus pantalones mostrando su pene de considerable tamaño.

-Ocúpate de eso, por ti misma. ¿Quieres? ¿O prefieres que te obligue? -. Sonríe.

Ignorando el dolor intenso de tu espalda, acercas una mano para tomar su miembro con ella y empezar a deslizarla. Masturbarlo es la mejor opción para que no te toque demasiado...

Él te sujeta del pelo para poder besarte mientras lo haces. Odias comenzar a sentir excitación, es uno de los horrendos poderes del vampiro... causa tal provocación en la gente que nadie puede resistirse. Disfrutas del contacto con su boca mientras juega con tu entrepierna...

Una lágrima resbala por tu rostro. Deseas que termine todo cuanto antes.

"Clanck". < ¿Qué ha sido eso? ¿Estoy...estoy en casa?>, Te incorporas lentamente. Distingues los muebles de tu dormitorio en la Residencia Sakurai. Apenas hace una hora y media que te fuiste a dormir... El ruido se repite: "Clanck". Miras a la ventana. Te asomas y buscas el origen de los golpes. Apoyado en el muro que rodea la casa y con una piedra rebotando en la mano, Jotaro te mira con tranquilidad.

-Ponte algo decente y sal. Date prisa. – Dice intentando no ser escuchado por nadie más y con una sonrisa perfecta de esas que te vuelven loca.

No te lo planteas. Sólo actúas para evadirte y sales de tu cuarto con ropa informal.


Bailando entre estrellas y esmeraldas. - (Kakyoin x Jotaro x Lectora fem.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora