¿Corazón dañado?

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"¿Martín es gay?" Esa pregunta era el común denominador de las demás, básicamente todo giraba en torno a ella. Pero no estúpidos, no es gay, es bisexual. Algunas chicas miraban enternecidas la escena, mientras que otras destrozadas por no tener una oportunidad con él, los hombres estaban asombrados ante tal acto, pocos eran los que salieron del clóset, me imagino que estando dentro de este colegio ha de ser muy difícil. No pasó mucho hasta os dos enamorados se fueron, dejándome solo en medio pasillo del colegio.

Axel tampoco estaba en mi salón, por lo que tuve que caminar hasta la cafetería, ahí era una locura completa, todos comentaban lo ocurrido hacía solo unos minutos, mis primos estaban totalmente confundidos y con tan solo verme corrieron antes de que yo pudiera llegar a la mesa. Hicieron que me siente de golpe, todos estaban sobre mí esperando a que hable.

-¡¿Es cierto?! – el carisma de mi hermana es tan notorio.

- Deja de gritarme si quieres una explicación – odio tener mi brazo fracturado, pero lo que más odio es no poder sacar mi merienda fácilmente.

- ¿Qué pasó bombón? – miré con desprecio a mi hermana por su apodo, sabía a la perfección que detesto que me traten como a un niño.

- Sigue molestando y te prometo que no digo una palabra por lo que queda del día.

- Ella no quiso molestarte, lo decía con cariño – para variar que sus fieles perros salgan en su ayuda. Cambia cada año de perros, por lo que ahora son diferentes a los que ustedes recuerdan.

- Si quieren saber lo que pasó, pues pregúntenselo a él – no estaba completamente seguro si debía decirles lo que Martín me dijo, al fin y al cabo es su secreto (aunque ya no tanto) y pienso respetar su privacidad.

- Eres de lo peor – cayeron en cuenta de que no diría una palabra, así simplemente dejaron así el tema para continuar con sus respectivas charlas.

Busqué con la mirada a mi primo, pero no lo encontré cerca, imagino que no querrá escuchar el interrogatorio de la familia, de todas maneras hablaría con él lo antes posible. Me dispuse a intentar comer con mi mano izquierda mi galleta, sé que muchos piensan que es muy fácil comer una galleta con una mano, pero a mí me encanta dar un mordisco seguido de un sorbo de mi jugo, ahora tengo que comer, dejar la galleta y recién tomar mi jugo. Las gemelas veían a todo lado con la esperanza de ver a su primo e interrogarlo, aunque yo sabía a la perfección que no vendría.

-¿Qué tal las clases? – preguntó Alejandro, al principio pensé que no me hablaba a mí, pero estaba mirándome. Él no acostumbraba a hablar demasiado, menos si es conmigo, pues de alguna manera me relaciona con Malika.

- Bien, algo aburridas – di otro mordisco a mi galleta viendo como asentía en forma de respuesta, luego volvió a su teléfono, probablemente para hablar con esa arpía.

- ¡Buen día! – Axel se sentó a mi lado con un humo increíble, algo raro en él.

- ¿Y a éste qué le pasa? – él era parte de la familia, por lo que Savannah lo trataba de igual manera que a todos nosotros.

- Hoy es un hermoso día ¿no lo creen? – esa sonrisa alegraba gran parte de mi vida. Sin su positivismo, sería probable que me hubiese suicidado hace mucho.

- Lo era, hasta que vi tu cara – agarró mi brazo enyesado y lo golpeó contra la mesa. Solté un grito como respuesta ante su acto, el desgraciado se rio fuerte. - ¡Eres un idiota! – lo peor de todo es que no podía acariciar mi brazo para calmar el dolor un poco.

- Yo vengo a desprender amor y positivismo mientras tú amargas a los demás – su comportamiento era el de un niño, a su lado me sentía alguien de cuarenta años en madurez.

¿Dónde está mi alma?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora