Maldita alarma, malditos todos. Me basta levantarme todos los días hábiles de la semana a las seis de la mañana, no en el hospital más por favor. Con todo mi odio plasmado en la cara, me levanté como un zombie, caminé hasta la puerta para abrirla, detrás de ella una gran sorpresa me esperaba.
-¡Ya es hora de desayunar! – toda razón de querer matar a alguien se fue al ver a mi madre sonriente. Tenía una bandeja en sus manos, donde en ella había un fabuloso desayuno; tostadas; jugo de kiwi; mantequilla; mermelada de fresa; un pedazo de torta y panqueques.
- ¿Qué es todo esto? – dije abriendo la puerta de que mi madre pueda entrar correctamente.
- Tu fabuloso desayuno bebé – dejó la bandeja sobre la mesa, luego se sentó la cama.
- Gracias mami, enserio se ve delicioso – tomé lugar a su lado, ella acarició mi mano con su inmenso amor maternal.
- En la cafetería no sirven lo que a mi rey le gusta – dio un sonoro beso en mi mejilla, donde seguro dejó una marca de su labial rojo. La puerta sonó y antes de que me parara de la cama, el médico la cruzó.
- Buenos días John. Señora Webson – nos saludó con amabilidad mientras anotaba cosas que desconozco en su carpeta.
- Buenos días doctor Steven – la cortesía para mi madre lo es todo.
- Hola – para mí no.
- Bien campeón. Es hora de tu revisión diaria – mi madre se levantó de la cama dándole espacio al médico para que pudiera proseguir. Acomodó su estetoscopio donde mi mamá se había sentado antes.
- ¿En cuánto tiempo podré salir? – dije mientras me quitaba la camiseta. Colocó su aparato en mi pecho y solté una pequeña risa al sentir el frío del metal.
- Si es que sigues todas mis instrucciones, puede que dentro de unas dos semanas, todo depende de tu progreso estos días. Ahora inhala – contuve la mayor cantidad que pude dentro de mis pulmones – exhala – boté todo ese aire con suavidad. Por alguna razón me gusta hacer esto, de todos mis exámenes, éste me gusta. – Tus latidos siguen un poco bajos, eso me preocupa, por lo que el resto del día no quiero que aceleres de golpe tu corazón. Deberás evitar corretear como siempre lo haces y también las emociones fuertes.
- No se preocupe doctor, cumpliré todo al pie de la letra – dije con una sonrisa triunfante, voy a escapar tan pronto pueda de aquí.
- Quieres escapar cuánto antes de aquí ¿verdad? – preguntó con una ceja levantada y de brazos cruzados.
- ¿Qué te hace pensar eso? Me ofendes – debo dejar de juntarme tanto con Federico, el sarcasmo es bastante contagioso.
- Dentro de una hora vendrán a revisarte, si tu corazón sigue bajo, colocaremos un electrocardiograma. Para las tres tienes una nebulización programada - solo me nebulizan cuando tengo edemas pulmonares, pero ahora me acaban de asustar.
- ¡¿Por qué?! – eso más no por favor.
- No te preocupes John, no tienes un edema pulmonar. Pero el tener este ritmo cardiaco puede que aparezca en unas horas, para evitarlo, vamos a nebulizarte, así quitaremos todo riesgo de que se presente un conflicto a la larga.
- ¡Me asustaste! – le saqué la lengua tal como las personas maduras lo hacen, él acomodó sus papeles en su carpeta al terminar de anotar mis datos.
- Bueno, los dejo solos. Hasta luego – salió de la habitación a par que me acomodaba la camiseta.
- Cada vez más delgado John – ella sigue preocupada por mi peso, pero lo que no puede ver es que estoy bien, no podría pensar en desórdenes alimenticios después de ver a Mathew. Es algo que me marcó bastante.

ESTÁS LEYENDO
¿Dónde está mi alma?
Teen FictionJonh Webson es un adolescente con ciertas particularidades. Lleva un ritmo acelerado de vida, tuvo que adaptarse a la sociedad consumista en la que vive y en la que por desgracia es muy importante gracias a su familia. Te invito a sumergirte en esta...