Engaños y mentiras, fueron 2 palabras que probó amargamente de golpe Hinata Shoyo de un momento a otro de las personas que menos esperaba y más confiaba con todo su corazón.
"¿Cómo afrontará a la vida y sus consecuencias mientras cuidaba de dos pequ...
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Apenas estuve frente de mi hogar, tire mi bicicleta dejándola a la deriva en el patio y rápidamente abrí la puerta de mi casa, cuando ya estuve adentro me quite los zapatos lo más rápido posible, no quería que mi hermanita o mi mamá me vieran así.
–Sho-chan bienvenido, ya esta l- – oí como mi madre me daba las bienvenidas pero simplemente pasé, ignorándola por completo y subiendo las escaleras, no tenía hambre, solo quería llegar a mi cuarto.
Cuando ya estaba dentro de mi habitación, cerré con seguro la puerta para que nadie irrumpiera mi cuarto, y asimismo con mi uniforme de colegio me eché en mi cama, tapándome hasta la cara y haciéndome un ovillo mientras mis lágrimas inundaban abruptamente la almohada.
Cerré mis ojos con fuerzas escuchando mis propios hipidos queriendo desaparecer en ese momento, no todo era como un cuento de hadas como pensaba. La triste realidad me chocó como un balde frío de agua, llenándome de enojo y rencor.
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Lentamente mis párpados empezaron a abrirse, me había quedado dormido toda la tarde, pude notarlo cuando desde mi ventana no se veía ni la más mínima tenue luz del día por la pequeña abertura que sobraba al tratar de juntar mis cortinas.
No quería levantarme, quería quedarme aquí echado en mi cama, pero era casi imposible, sabía que tenía que enfrentarme a él, ¿pero como? No quería verle la cara a ese idiota, el idiota el cuál me enamoré y confié ciegamente.
Trataba de mantenerme sereno por que ahora no sólo tenía que pensar en mí, si no en otra pequeña bolita de carne que se estaba formando dentro mío, tenía que pensar en algo pero ya.
Escuché desde el otro lado de la puerta unos cuantos pasos que se dirigían a mi habitación, parándose justo afuera de esta, seguramente era mi madre, era lo más lógico, ya que cuando siempre llego de la preparatoria la saludo alegremente y no me paso ninguna de sus comidas.
Tocó un par de veces, esperando mi respuesta, en estos momentos debo estar luciendo horrible y no quiero que mi madre me vea así, se preocuparía más y no quería eso, pero necesitaba hablar con alguien, ¿y quién mas que mi propia madre? Una alfa viuda, muy hermosa y sobretodo comprensiva y protectora.
