𝐵𝐸𝐹𝑂𝑅𝐸 𝑀𝐸 𝐺𝑂 𝐹𝐴𝑅 || ᴋᴀɢᴇʜɪɴᴀ ||

11

Estaba sentado viendo el álbum de fotos de mi familia mientras calentaba la cena, todo este tiempo que pasamos juntos, celebraciones, pasatiempos y momentos inolvidables.

Aveces me pregunto... como se vería esta álbum de fotos junto a él, ¿tal vez todo sería diferente? Golpeé ambas mejillas de mi cara para olvidarme de ese pensamiento, ese absurdo pensamiento... si de verdad me hubiera amado, o al menos querido, no hubiese hecho tal cosa.

Y aún por más que siga diciéndome eso a mi mismo, cada vez pienso aún más en él y en como reprimo este sentimiento que perdura de hace años, aveces me odio a mí mismo, sigo pensando en que él sigue siendo mi alfa y yo su omega.

Cerré el álbum algo afligido y lo deje en el lugar donde estaba, al lado de un retrato con una fotografía mía junto a mis dos pequeños... Aki-chan y Kane-chan.

Me dirigí nuevamente a la cocina y me saqué el mandil que traía puesto para luego terminar revisando la cena para ver si estaba en orden.

Escuché como habrían la cerradura de la casa y esperé cerca de la entrada para dar la bienvenida a mis dos pequeños cuervitos.

Abrieron la puerta y los ví con una enorme sonrisa, típico de ellos cuando están juntos, eso me alegra mucho, pero... la mirada de mis hijo cambiaron al verme, parecían algo preocupados.

–¡Mami! ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?– me dijo mi pequeño Aki acercándose velozmente a mi para abrazar mi pierna.

–¿Eh? ¿Llorando?– le dije algo confundido.

Toqué suavemente un poco más abajo de mis ojos y efectivamente, estaba llorando, ¿cuándo había pasado? Ni siquiera lo note. Traté de limpiar mis lágrimas con mis mangas pero aún seguían saliendo.

–¿Mamá? ¿Qué es lo qué pasa?– preguntó mi pequeña Akane jalando delicadamente mi polo.

–Yo... sólo...– no sabía que decir exactamente.

Me puse de cuclillas y sin decirles nada los abracé, los abracé con todas mi fuerzas y ellos correspondieron mi abrazo acariciándome mi cabellera, eso era lo que más me relajaba y ellos lo sabían perfectamente.

–Sólo me quedé pensando en lo afortunado que soy al tenerlos y de cuanto los quiero.– les dije aún aferrándome a ellos.

–Nosotros también te queremos mamá y somos muy afortunados en tener a la mamá más guapa de todos.–me dijo Kane-chan frotándome levemente la espalda.

–Kane-chan tiene razón. Mamá se ve más hermoso cuando sonríe.– me dijo alejándose un poco del abrazo para luego darme un pequeño beso en la nariz.

Me sorprendí mucho al recibir ese gesto, hace mucho que nadie me daba un beso en la nariz, el único que lo hacía era... Kageyama...

Al recordar un pequeño suceso de hace años me hizo sonreír un poco, tanto por mis hijos y también posiblemente por el pequeño recuerdo de él.