XIII. Sorpresas

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--Don Madara. ¿Dónde está Sakura?

Preguntó siseante el mayor de los hermanos al igual que él sus cuatro hermanos también buscaban a la chica con desconfianza.

--Rin. E...eh amo la señorita Sakura está en la cocina--Contestó con recelo.

--Don Shisui. ¡Qué! ¿Cómo demonios está ella en la cocina?--Expresó molesto.

--Rin. Amo lo lamento es sólo que por órdenes de la señora Kaguya la joven Sakura está encargada de la cocina.

--Don Madara. Haz que venga aquí--Dijo seco dejando la servilleta de tela aún lado del plato

--Rin dejo el último plato en la mesa con temor--Como ordene amo--Hizo una inclinación y salió despavorida del comedor con miedo, el señor de la casa parecía irritado con la noticia los demás hombres siguieron probando sus platos en manos de las sumisas. La castaña entro a la cocina como alma que lleva el diablo.

--Rin. ¡Sakura!...deja eso ahí y ven al salón del comedor el amo te necesita.

La jalo del brazo con rapidez la pelirosa se sobresalto al notar su nerviosismo pero más fue al notar que no estaba presentable para ellos su uniforme estaba sucio así que limpio apresurada lo mejor que pudo y al igual que la castaña salieron a los trompicones muertas del miedo.
Al cabo de unos eternos minutos para el Domine Sakura entro al salón del comedor con su uniforme manchado de salsas, sudorosa y los cabellos rebeldes nada presentable para los cinco hombres.

--Sakura. Amos bienvenidos--Dijo avergonzada, sus nervios se podían sentir a flor de piel no por la tensión del mal humor del mayor, sino por otras razones bastantes obvias su rostro estaba sonrojado por que al fin podía verlos a todos reunidos.

--Don Madara. Suficiente retirate--Le dijo a la joven que lo estaba alimentando y con una seña de manos la echo de su lado--Ven aquí Sakura--La pelirosa se acercó sin titubeos con la mirada al suelo.

--Don Madara. ¿Porqué estas tan sucia pequeña?.

Ella al ver que fue al punto directo se sobresalto empezando a jugar con la tela del uniforme tratando de ocultar su suciedad, se sentía incómoda al tener la mirada fija de los cinco en su estado deplorable en cambio para el azabache a sus ojos negros fue tierno notar su preocupación, era la niña de los Domines.

--Sakura. Eh...bueno en realidad es que aún soy torpe en la cocina debo aprender rápido--Respondió tímida.

El Domine Madara parecía disfrutar de la escena conmovedora escapandosele una sonrisa.

--Eso está bien ahora quiero que me alimentes Sakura.

El corazón de ella parecía un tambor de lo duro que palpitaba en su pecho, miro de reojo a las demás chicas que la miraban con cara de desconcierto pues la diferencia del trato era notable sin embargo daría lo mejor de ella.

--Si señor--Susurró con pena cogió temblorosa el cubierto y pinchó un trozo de langosta llevándolo a la boca de su amo, su rostro era del color de un tomate mientras que los hermanos no apartaban la vista de la escena dando a mostrar su interés en esperar su turno. Pero algo repentino cambio el Domine Madara abrió los ojos exaltado y de un tirón agarró su brazo causando dolor en ella ¿Qué había ocurrido? ¿Qué error había cometido? Ni siquiera le había recibido el primer bocado y ya la iba a castigar el tenedor cayó en el plato haciendo un ruido molesto para los comensales.

--Sakura. Se...señor lo siento--Se quejó asustada.

--Don Madara. ¿Tus manos quien te hizo eso?--Preguntó con enojo Sakura titubeo al ver como él examinaba sus manos, dedos y uñas con detenimiento.

DÓMINES(Sakura-Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora