Las 2:10 de la tarde y Giselle estaba a 10 minutos de llegar al hospital donde su esposo, Marcus, laboraba.
Mano derecha e izquierda cuán reloj a las 10:10 sobre el volante. Pisando el pedal de aceleración. Pisando el freno antes de una posible colisión. Miraba al frente e ignoraba al completo el grupo de motorizados a su izquierda. Fácil pudo haber chocado. Pudo haber arrollado a alguien. La firmeza de su postura contrastaba con los temblores en sus manos.
Probablemente no debió estacionar allí, pero cuando leyó el rotulado "Jefe de Junta Médica" ya había acabado con el auto y se dirigía con pasos firmes y alargados a la entrada del hospital.
Consulto a un vigilante la ubicación de la cafetería y ya en el lugar se sentó en una mesa para dos, junto a una pared.
No se le ocurrió llamarlo. No pensó en decirle a nadie. Había llegado veinte minutos tarde al almuerzo y lo peor era que el aún no había llegado, o había llegado y se había ido de nuevo. Pero el ruido de sus pensamientos no le dejaban notar la situación. Ni siquiera notó como una emergencia la noticia que le había dado Lydia por teléfono: Daniel, su hermano, habia desaparecido.
>, pensaba Giselle.
Una Dra joven se acercó a la mesa. Llevaba en las manos una bandeja llena de ensaladas, y sus cabellos rizados y rubios eran un rasgo que compartía con Giselle. Volviéndose a la mesa de Gissele, la de la bata blanca y cabellos rubios, se acercó y se sentó:
-Marcus estará aquí en 20 minutos.-Gissele no dijo nada.
-Una cafetería. ¿No es un lugar muy ordinario para un aniversario?- agregó la Dra.-Estoy segura de que no hubiese venido si no fuese necesario, créeme.-Decía la Dra, Kathleen Schettino, mientras intentaba entablar conversación con su hermana-¿Qué vas a regalarle?.
Al oír las palabras de Kathleen, Gissele cambió su cara a una muy peculiar y ligera sonrisa que solo era propia de ella. Pero al vibrar el teléfono la sonrisa se sustituyó por unos ojos que le brillaban y se volvían impactantes brillos verdes: con una sonrisa eran ojos felices, sin sonrisa eran ojos tristes. Tomó el teléfono y lo atendió. Después de unos segundos de silencio lo único que pudo responder a la línea fue un "si, esta bien". Y entonces Marcus llegó.
-Schettino, anda a urgencias.-Dijo Marcus a su cuñada.
Pero Kathleen, quien ya sabía que no la estaban buscando en urgencias, si no que le estaban pidiendo que se fuera ignoró la petición y así lo haría hasta que supiera las nuevas malas que se traía Giselle.
Giselle cortó su teléfono celular toscamente. Daniel saludo a Giselle, aun no notaba el desajuste de emociones por el que su mujer pasaba.
-Schettino- repitió Marcus.
-Giselle, ¿que está pasando? - preguntó Kathleen al tiempo que se levantaba.
-Creo que deberíamos cancelar la cena de esta noche. - Respondió Giselle, habia recapacitado un poco acerca de la situación. Encontrar a Daniel era una urgencia.
-Pero ¿que pasa? - dijeron Marcus y Kathleen al unísono.
-Deberías sentarte, Kathleen, es que... Tienes que sentarte. Daniel está declarado, en la policía, como persona desaparecida.
-¿Qué? Pero... -Dijo Kathleen apenas Giselle pronunció la última sílaba. Marcus permanecía en silencio.
-Acabo de hablar con Lydia. Dice que discutieron hace 3 días y que se fue de la casa, creyó que estaría quedándose en el trabajo. Lo llamó a la a oficina y no respondía así que fue a verlo. No estaba. Lo ha llamado al celular y dice que no puede ser localizado.
-¿No estaba en el hotel?- Preguntó Kathleen, estaba empezando a compartir la preocupación que sentía Gissele.
-No, no está, y desde que le pedí el permiso de hoy no lo veo. Eso fue el martes.
-Pero, si trabajan en el mismo edificio. ¿Cómo no se van a ver?- Preguntó Marcus.
-Son 15 oficinas, 110 habitaciones de huéspedes y más de 200 empleados, yo no llevo el registro de quien entra y quien sale, pero es que ni él mismo puede saberlo. Y además a veces simplemente pasa el día haciendo diligencias en el banco o en juntas con los socios.
-Oh por Dios. Hace 3 día. Deberíamos llamar a la policía o algo así.
-Lydia está en eso. Ya puso la denuncia.
-¿Y tus padres y Laura? - Preguntó Marcus.
-No podemos cancelar la cena. Es que no podemos decirles a ellos a menos que sea más grave. - Dijo Kathleen
-Se perdió hace 3 días. ¿que más grave puede ser?- Decía Giselle
Kathleen y Marcus callaron. Lo que se les venía a la mente era inmencionable.
-Dios... Mi hermano- dijo Giselle mientras se ponía las manos en la cara y lloraba tumbando su cabeza sobre la mesa.
De nuevo en el auto, esta vez un poco más tranquila, Gissele entraba a la urbanización donde vivía Lydia, regresando del hotel para verificar que todo estuviese en orden. Afortunadamente ese día el gerente y el subgerente no fueron figuras estrictamente necesarias, Larry, el asistente de Giselle explico que se había encargado del hotel, no sin antes gastarse media quincena en tratar de localizar a alguno de los 2 jefes. Giselle no le explicó la situación, aunque gracias a la investigación de Lydia, este ya sabía un poco que era lo que sucedía. Solo le dijo que se aumentaría por un tiempo, se disculpó y le prometió 3 semanas extra de vacaciones a cambio de que siguiera haciendo, por un par de días, lo que había estado haciendo.
En la taquilla de vigilancia de la urbanización de Town House, un guardia de seguridad detuvo su auto, haciéndole bajar el vidrio. Preguntó por su nombre, la placa y el modelo del auto.
-Giselle Schettino, empieza con "G" y se escribe con "s" y dos "l". S-C-H-E-T-T-I-N-O, Schettino. - Deletreo para asegurarse de que su nombre estuviese bien escrito. Aunque en este caso no tenía importancia, había aprendido a hacerlo así desde la escuela.
-... Chrysler PT Cruiser Cabrio. ¿Va a casa de los Schettino? - preguntó el guardia luego de terminar de escribir.
-Yo, creo... Si.
-Pase adelante. Bienvenida a Cima Bella.
Giselle no entendía bien.
-¿Puedo entrar? - Dijo titubeante.
-Si, por supuesto.
No conforme y sin entender bien aún, le preguntó al vigilante si era nuevo o si estaba confundido. En años, nunca le habían dejado entrar a ningún lugar donde estuviese viviendo su hermano porque el siempre la inscribia en la lista negra, la gente que no se le permitía entrar a la urbanización, y ella había cesado de insistir en la idea de visitar a Lydia, hasta ese día. Se habría quedado esperando una respuesta de no ser por el choque de realidad que le propinó el auto de atrás al tocarle la corneta. El vigilante le pidió muy amablemente que entrara a la urbanización o diera la vuelta y saliera y ella se decidió a no perder más tiempo. Entro a la urbanización, llegó a la casa marcada con el número 20 y Lydia abrió la puerta al sentir el auto.
-¿Piensas ir a la reunión esta noche?- preguntó Giselle, sentada en el sofá de la sala del Town House, un poco nerviosa por lo que podría pensar Lydia.
Lydia no reaccionó mal. La idea de que Giselle aún estuviese pensando en hacer una cena familiar para celebrar su primer aniversario solo le llevó una idea a su mente.
-Aún no le has dicho a tus padres- Sentenció Lydia.
-Kathleen no quiere decirles a menos que la situación...-hizo una pausa, y al no encontrar otra forma de decirlo, continuó con las mismas palabras que había dicho Kathleen. - a menos que la situación "empeore".
-No digas eso. - Respondió acongojada.
- Lo siento. Es que Kathleen me dijo lo mismo. Lo siento, no se porque hable así.
-¿Crees que esté bien?- Preguntó Lydia mientras se le escapaba un sollozo.
-No lo se- dijo secándose un par de lágrimas- No hay nada que pueda decirte.
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Giselle (#Wattys2015)
قصص عامة-! Te voy a matar! - La mayoría de los niños no dicen eso en serio. El mayor de los hermanos Schettino ni siquiera llego a decirlo de pequeño, pero al pasar más de 40 años eso se volvió algo difícil de creer. Un año, dos, cuatro y hasta 10 años tuv...