IV

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-Si, voy cerca. Ya llegaré. No, no he hablado con ella. No responde mis llamadas. Tal vez esté conduciendo, tranquila. Esta bien.- Colgó el teléfono y lo guardo en su bolsillo.

Su teléfono móvil empezó a sonar de nuevo.

Lo cogió y lo respondió.

-Hey. Amor, te he estado llamando. ¿Que pasó?

-Todo está bien. En unos minutos salgo, estaba en casa de Lydia.

-¿Qué? ¿Lo encontraron?

-Ninguna noticia aún. - Dijo Giselle con un enorme esfuerzo.

-Esta bien. Solo, piensa en lo mejor. Trata de no llegar tarde ¿si?

-Si. Diles que estaba en el trabajo. Feliz aniversario- Dijo fingiendo el ánimo.

-Feliz aniversario.

Giselle cortó. Colocó su teléfono en la mesita de café y sin saber en que pensaba tomó su cartera y lo guardo. Se levantó del sofá y le dijo a Lydia que  debía irse.

El sol empezaba a esconderse. 5:30 p.m. La cena era a las ocho. 55 kilómetros después había llegado a su casa. Debía cambiarse antes de ir a la cena así que entró a su casa, se dio una ducha, se aliso el cabello y volvió al auto por otros 10.5 kilómetros, para llegar a casa de sus padres en donde Daniel y Kathleen estaban arreglando las cosas.

La decoración era hermosa, y la comida, que aún no estaba lista, empezaba a bañar la cocina con un delicioso aroma a albahaca y especias. Los dos médicos cocinaban a la perfección y mientras uno salteaba los vegetales, el otro colocaba el relleno al pollo mientras esperaban a que las batatas se cocinaran para hacer el puré. Era todo un espectáculo verlos desenvolviendose tan bien. No era extraño que cuando ambos se juntaban en la cocina algún espectador como lo era el Sr Schettino, padre de Kathleen y Giselle, ellos empezaran a explicar todo lo que hacían, como si fuese una clase magistral dictada por algún chef reconocido. Pero esta no era la ocasión para ello. El Sr. Schettino estaba pensativo, habia llegado en silencio a la cocina y los "Cocineros con Doctorado", como solía llamarlos él, no habían notado su presencia. Se pasó la mano por su escasa y canosa cabellera, como si se estuviese limpiando el sudor de tanto pensar, aunque el aire acondicionado central, con sus helados 18 ° C no daba lugar al calor. Ya estaba entrado en años y las entradas se le acentuaban conforme su frente se arrugaba. Miraba melancolicamente la puerta, luego el horno, luego el reloj y de nuevo la puerta, de forma metódica, esperando a que algo pasara. Esperando a que alguien entrara y dijera algo. Esperando a que Giselle hiciera su entrada y poder quitarse la incógnita preocupante de su cabeza. Entonces sintió que era muy evidente, cogió un sorbo de vino blanco de la copa que había colocado sobre la mesa y se conformó con mirar el horno, en cuyo interior empezaba a reposar el pollo relleno.

-Creo que dejé los pimientos en el auto- Dijo Kathleen a Marcus, mientras apagaba los vegetales y le colocaba la tapa a la olla. Se volteó repentinamente y entonces vio a su melancólico padre de nuevo observando la cocina.

-Sabes que puedes coger cosas de aquí.-Dijo su padre.

-Bueno, no lo tomo así desde que estas allí pensando en porque no tomé una de esas carreras que te parecen más "dignas", como cocina, administración hotelera o alguna otra que reporte más beneficios económicos.

Daniel volteó y miró a Kathleen con expresión de sorpresa.

Era un viejo asunto que a Kathleen le gustaba atizar de vez en cuando, mientras no habia ningún hermano cerca. Quería provocar una respuesta por parte de su padre. En lo más profundo deseaba que le dijeran la verdad, pero desde que tuvieron cierta aireada conversación su padre se limitaba a callar y a echarle la fugaz pero acusadora mirada que le estaba echando en ese momento, sin siguiera pensar en hacer un comentario a cerca de lo que su hija hacia para ganarse la vida: Medicina, lo cual no es precisamente la administración hotelera de la familia.

Cuando acabó con la mirada, el Sr Schettino siguió en lo suyo. Tomó otro sorbo de la copa de vino y entonces,  haciendo como que Kathleen no habia dicho nada, añadió: - Supongo que ambos entenderán que esté preocupado por Giselle. Mientras no sepamos nada acerca de Daniel, ustedes también deberían de estarlo.

-¿Mientras no sepamos nada de Daniel? ¿Cómo que? - preguntó Kathleen. Su padre aún no sabía de la desaparición de Daniel, y esperaba que aún no lo supiera.

-Algo acerca de que problema tiene. De porque decidió no ser hermano de Giselle. ¿De qué más podría ser?

En ese momento la situación se volvió más real de lo que le parecía. No estaba allí armando una cena de aniversario común. Estaba allí armando lo que quedaba de una cena de aniversario para que sus padres no se enteraran de la horrible situación. Se sintió abrumada. Caminó hasta el auto para liberar la ansiedad y por el camino escuchó al Sr Schettino conversando con Marcus.

-Luego de comprometernos, Daniel dejó de hablarle.-la voz de Marcus se escuchaba un poco lejana- Pasó sus días libres en cama por las siguientes 3 semanas. Solo trabajaba y dormía excusandose de que tenía mucho que hacer.

Kathleen volteó. Y fijo la mirada en un punto. Aquellos ojos verdes la observaban desde la rueda de su auto. Era un gato, que de alguna manera había logrado saltar la valla eléctrica que estaba sobre los muros que bordeaban la casa.

Solo empezó a pensar en ojos.

Solo en ojos.

Los ojos de su madre son negros. Los de Gissele son verdes, como los de su padre, y los de Daniel son, de nuevo, negros. Ya no podía dejar de pensar en Daniel. Nunca creyó que podría estar tan preocupada por si hermano, pero lo estaba, así que se dedicó a observar los ojos de aquel gato, para no preocuparse más. Pero los ojos ya no eran del color original. Era un gato de ojos negros.

Se convenció de que los ojos del gato eran verdes. Cerró sus ojos y cuando los volvió a abrir, los del gato eran verdes. Se dijo a si misma de que ya era suficiente autoconvencimiento como para dejar de pensar en Daniel, así que entró a la cocina, donde la escena no resultó mucho más reconfortante.

Marcus estaba allí, con la cabeza baja sin decir nada

-¡Está muerto! Esta muerto ¡Dios mío!-  Decía su madre sin tener el mínimo control de su respiración.

Giselle (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora