La dulce fiesta

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Selena se dirigía hacia su hogar, cuando al llegar observó dos siluetas saludándola. La presencia de aquellos dos, iluminaron sus ojos  y dibujaron una sonrisa en su rostro. 

   —¡Hola!, ¿Por qué tardaste tanto?.—cuestionó una voz masculina.

—Lo siento chicos, no creerán lo que me pasó.

—Antes tenemos que hacerte una invitación a una celebración.—argumentó Sarah.

—¿Una fiesta?, ¿De quién?. Aunque la verdad no estoy de humor para eso.

—Es el cumpleaños de una amiga de la escuela,¡Vamos, pequeña!, ¡Ándale, nos vamos a divertir!.— expresó Ángel animado.

Sus amigos, la veían con emoción pero la  joven se encontraba vacilante. Fue en ese instante que, Ángel le mostró la invitación de la fiesta. En ella podía contemplarse un llamativo y bonito diseño. 


Al leerla, la joven supuso que sería divertido poder ir y olvidarse de lo que le había sucedido

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Al leerla, la joven supuso que sería divertido poder ir y olvidarse de lo que le había sucedido. Además que, Ángel estaría allí y de solo pensarlo se sonrojaba. ¿Cómo ocultar lo que sentía por él?. Tenia mucho tiempo sintiendo emociones que ni ella misma podía explicar y  guardaba la esperanza de que algún día podría pasar algo entre ellos. Inhaló profundamente y exclamó:

— La verdad a ella no le hablo pero,está bien, voy con ustedes.

Ángel y Sarah sonrieron y abrazaron a la joven al unisono, mientras Selena ladeaba la cabeza de un lado a otro un poco afligida. 

—Pasaré por ustedes, así que por favor estén listas—expresó Ángel, mientras observaba a las chicas.

Éstas sonrieron y asintieron con emoción. Selena se despidió de ambos y decidió entrar a su casa, después de aquél día lleno de sorpresas. Lo que no sabía, es que la aventura apenas comenzaba.

Al pasar la puerta, pudo sentir como unos ojos la observaban sin detenimiento. Se trataba de su madre, la cuál no se notaba muy contenta. La joven explicó lo que había sucedido y porque la tardanza en llegar. 

—No quiero que vuelvas a tardarte.

—¿Eh?, ¿Mamá?. Quería preguntarte algo.—expresó Selena mientras titubeaba.

—No vas a salir con tus amigos.

—¿Por qué no?, Por favor . Ángel vendrá por mi.

—Te dije que no.

—Por favor, te ayudo en lo que sea.

—Está bien, vas hacer el aseo toda la semana. Pero quiero que llegues temprano, ¿eh?. Nada de tardanzas.

—¡Gracias!, ¡Eres la mejor!.—mencionó la chica animada.

Las horas pasaron y Selena aún no decidía que vestido ponerse. Frente a ella se encontraban uno de color azul y rojo. Ambos hermosos , uno más largo que el otro.  En ese instante sonó su teléfono. Al ver quién era, su corazón empezó a latir con más fuerza, podía sentir como el calor llegaba a su rostro. Lo vio sin pensarlo.

El Árbol de los Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora