Dulce Mitchell

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Algunas horas antes....

Ángel observaba seriamente su teléfono, mordía sus uñas constantemente y se cuestionaba el ¿Por qué no sabía nada de Selena?, ¿Se había molestaba con él?, sin embargo al mismo tiempo pensaba en la oferta de Dulce ya que no quería seguir esperando alguna llamada sentado junto al celular. Exhaló con decepción incorporándose rápidamente de la orilla de su cama. Decidido se dirigió hacia la ducha y optó por pasa un buen momento, aunque eso no incluyera a la joven de por medio.

Al salir del baño, observó que tenía algunos mensajes de Dulce donde insistía que debía divertirse un rato y salir con todos los amigos. Sin dudarlo accedió y contestó el mensaje de regreso.

Dulce al recibir el mensaje dio un pequeño saltó de felicidad y decidió acercarse a su clóset

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Dulce al recibir el mensaje dio un pequeño saltó de felicidad y decidió acercarse a su clóset. Entre tantas prendas se decidió por una; un vestido color azul rey el cuál hacía relucir su cabello dorado y sus ojos azules como el cielo, no dudaba ni un segundo de su belleza. Al verse al espejo, pudo comprobar que Ángel era todo lo que ella quería y no importaba quién estuviera en el camino, ella avanzaría sin pensarlo.

Pasaron los minutos y finalmente contempló una figura fuera de la ventana de su casa. Ángel al observarla elogió su belleza y su cabello que sobresalía de aquél vestido corto. Ambos subieron al automóvil y decidieron emprender hasta llegar a su destino.

Al entrar al lugar, las personas dirigieron su mirada hacia la joven, la chica sólo sonrió al sentir como la acompañaban hasta su asiento en la mesa. Estaba acostumbrada a ser admirada por todos y sentirse especial así que, eso no la sorprendía. Ángel, como todo un caballero señaló un asiento y lo acomodó para ella.

Mientras los minutos pasaban, todos comían y sonreían. Hasta que, a lo lejos contempló como una mujer casi se tropezaba con el suelo. Mordió sus labios y sus cejas bajaron de lugar cuando vio de quién se trataba. Decidió hacer caso omiso pero en su mente comenzó a planificar una idea. 

Ángel, observó como la sonriente mirada de la joven se iba desvaneciendo, fue así que habló con ésta.

 —¿Estás bien?.

—Me siento un poco mareada. ¿Me acompañas afuera?.

—¡Claro!, vamos.

Al salir caminaron hacia unas bancas que se encontraban lejos de todos, Dulce sonreía al saber que su plan iba como ello lo había planeado. 

Ángel la contemplaba y podía ver su rostro cabizbajo y sus manos quietas. Realmente nunca la había visto así.  

—¿Qué pasa?, ¿Qué tienes?.—exclamó el joven en tono serio.

—Es que la comida no me cayó mal, y no me siento muy bien. Además...te veo y me pongo así.

—Si gustas nos vamos—añadió—¿De qué hablas?.

El Árbol de los Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora