La Furia de Ángel

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La noche avanzaba deprisa y las risas entre los jóvenes se hacían presente. Ambos conversaban sentados en la arena frente al mar, siendo las estrellas y el cielo los únicos testigos de esa bella noche. Fabián movía las manos, rememorando aquella tarde en la que se habían conocido, todo de forma tan extraña y nada peculiar. Selena sonreía tímidamente mientras mordía sus labios en señal de nerviosismo.

-Basta, sabes que no fue así-exclamó la chica mientras arqueaba una ceja.

-¡Claro que sí!, la verdad es que sólo de esa forma atrajiste mi atención.

-¡Qué tonto eres!. ¿Podemos irnos?, es tarde.

El joven de pronto, la detuvo en seco y se aproximó hasta sus delicados labios. Ambos se dejaron llevar y luego de algunos segundos Selena abrió los ojos de par en par y sólo pudo emitir una pequeña sonrisa tímida.

-¿Qué te parece si nos conocemos un poco más?-cuestionó el joven intrigado.

-Me encantaría, la verdad es que eres más confiable de lo que pensaba.-añadió-sólo que no quiero que sé nos haga tarde. Podemos platicar de ésto, ¿después?.

Fabián entendió la situación y comenzaron a caminar velozmente hasta que, algunos minutos después llegaron finalmente a su destino. Sin embargo afuera del lugar, la amiga de Esmeralda la esperaba con los brazos entre cruzados buscando con la mirada, alguna explicación. La chica se disculpó enseguida por la demora y entraron todos de vuelta al lugar. Los dos se despidieron con un beso en la mejilla y acordaron en conversar regresando de viaje.

Mientras tanto, Esmeralda bailaba eufóricamente arriba de las barras del bar manteniendo en su mano una copa de vino. Selena, atónita abrió paso entre las personas que se encontraban rodeándola, fue así que gritó tan fuerte como pudo llamando la atención de su hermana. La chica sólo hizo una señal de paz y sonrió descaradamente.

-¿Qué hacemos?-argumentó la joven.

-Tú viste que le grité y me ignoró. Tenemos que regresar al hotel, es tardísimo.

-Ya sé, hacemos como que nos vamos y a ver sí así se hace la interesante.

Las chicas emprendieron el plan, y fue así como Esmeralda, confusa caminó hasta ellas bajando rápidamente de la barra del bar. Selena por su parte, esperaba que Fabián no hubiera visto aquella bochornosa situación. No obstante, ese pensamiento no duró mucho ya que se convenció a sí misma que el lugar era muy grande y era poco probable que se hubiera percatado de ello.

-No caminen tan rápido , ¿a dónde vamos?-expresó Esmeralda con curiosidad.

-Al hotel hermanita, yo salí y ni siquiera te diste cuenta.-soltó Selena molesta.

-¿A dónde?, ¿Quién te dio permiso?.

-Estabas ligando, no te tomaste la molesta de saber dónde estaba.

-Chicas por favor paren, ustedes tienen que llegar rápido y cambiarse.

La tensión podía sentirse hasta ser cortada por un cuchillo . Las hermanas, sólo se veían a los ojos sin mover el rostro. Finalmente reflexionaron acerca de las palabras de su amiga y decidieron darse prisa para poder llegar a tiempo y no ser descubiertas. Agradecieron a la joven y se disculparon entre sí.

Luego de algunos minutos subieron al elevador, tratando de recordar que piso era. Al entrar a la habitación prendieron la luz percatándose que, habían logrado su cometido. Exhalaron al mismo tiempo y chocaron sus manos en señal de victoria.

El Árbol de los Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora