KOI NO YOKAN

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¡Hola a todos! ¿Cómo están?

Desde ya quiero pedirles disculpas, pero voy a tardar un poquito en volver a actualizar xD Estoy con unos temitas familiares que debo atender, y espero volver pronto la ooooooooooooootra semana.

No puedo decir que le queda mucho a esta historia, ¡pero prometo dar mi mejor esfuerzo para que les guste a todos!

¡¡GRACIAS POR TANTO!!




CAPÍTULO 9: Koi No Yokan

—¡Está delicioso, Ayane-chan! Te felicito.

Cuando poco antes del medio día, Yumie Kita cruzó caminos en el mercado con Ayane Yuzuhiha, supo que iba a ser una mañana diferente. No era muy seguido que podían sentarse ambas a charlar más allá de cuando se saludaban en la acera frente a sus hogares. Por eso, cuando la adorable anciana le ofreció tomar el té juntas, la joven profesora no lo dudó.

—¡Dios! —exclamó sonrojada al verla degustar las galletas caseras que había preparado la tarde anterior—. Me siento niña de nuevo. ¡Nadie me llamaba Ayane-chan desde que tenía la edad de Chizuru.

—Bueno, para mi todos tienen la edad de Chizuru-chan y Shin-chan —le dijo con dulzura.

Ayane no pudo evitar sonreír al notar el genuino cariño con el que la anciana mencionaba los nombres de su hija y su propio nieto. Como si ella y toda la casa donde ahora se encontraban olieran a hogar: cálido y agradable. Como estar bajo el kotatsu en una noche helada. Entonces, le respondió.

—Le agradezco tanto la invitación —murmuró casi con timidez—. ¡Y lamento recién ahora poder venir! Han sido semanas muy ocupadas.

Y era cierto, porque no había sido la primera invitación de Yumie. Y es que tenía tanto para agradecerle, que se sentía pésimo cada ocasión en que debía declinar la oferta. Aún así, la mujer frente a sus ojos no parecía ofendida en lo absoluto. El kimono de trabajo y el mandil inmaculadamente blanco reflejando los fríos rayos del sol.

—Eres profesora en la Universidad de Osaka, ¿verdad? Debe ser un trabajo pesado —la excusó con voz dulce. Como si entendiera sus razones sin tener que decirlas.

—Muy —respondió sonriendo de costado—. ¡Pero lo disfruto! A veces quisiera llevar a mis estudiantes a un viaje solo de ida a un barranco, ¡pero lo disfruto! ¡Oh! Cielos. ¡No se asuste! Lo dije como una bro...

Y la escuchó: una risa que bien podría haber salido descrita en un cuento antiguo. Como decían, reía un río claro de agua calma. La misma que Chizuru le describió tantas veces como el sonido más calmo del universo. Algo que nunca se cansaría de oír.

—¡Chizuru-chan tiene a quien salir! —exclamó Yumie sin dejar de reír.

Y era totalmente cierto: el mismo porte. El cabello alborotado. El tono fuerte y tan rápido que costaba seguirlo. Como un chaparrón sobre techo de lata.

Ayane sonrió con ternura. Yumie la imitó. Hasta en eso se parecían.

—Quiero decirle gracias nuevamente por lo que hizo por Chizuru durante el verano, Yumie-san —comenzó a decirle. La taza de té depositada sobre la mesa de café oscura—. Verá... Nos mudamos muy seguido, y realmente estaba preocupada de que tuviera poca capacidad para acercarse a la gente.

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