T͜͡w͜͡e͜͡n͜͡t͜͡y͜͡ S͜͡o͜͡n͜͡g͜͡s͜͡-s͜͡h͜͡o͜͡t͜͡s͜͡ ❣︎

Detention

❁ ❥︎ ᶜᵃⁿᶜⁱᵒ́ⁿ: Dᴇᴛᴇɴᴛɪᴏɴ
❁ ❥︎ᵃʳᵗⁱˢᵗᵃ: Mᴇʟᴀɴɪᴇ Mᴀʀᴛɪɴᴇᴢ
❁ ❥︎ᵖᵃˡᵃᵇʳᵃˢ: 2508

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Membrana estaba en una mesa solo, era la hora del almuerzo y su hermana se había alejado de él.

Zim no hayaba donde sentarse, puesto que todo estaba especialmente lleno, dirigió su mirada hacia el solitario azabache, sonrió de lado y se acercó, fingiendo desinterés y arrogancia.

Se posicionó quedando frente a frente, Dib estaba confundido ante tal cercanía, sin más que una mueca visiblemente fingida para despistar el interés.

— ¿Zim?

— Larva humana — Llamó, tocando con su tenedor unos tomates que rozaban en las tonalidades verdes y negras.

— ¿Por qué estás aquí? ¿No tienes otro lugar a donde ir?

— Mejor dicho, ¿tú no tienes otro lugar a donde ir, humano? — Espetó creando un aura dominante, pero, de alguna forma juguetona. Dib sonrió, conociendo que Zim no hacía más que divertirse, y más precisamente, lo invitaba a su juego.

— No, pero tú tienes todo el espacio para quedarte ahí.

— Debo permanecer aquí

— ¿Aquí? — Señaló la mesa

— Aquí, porque quiero. — Imitó a su compañero

— ¿Quieres quedarte en la Tierra? — A pesar de ser una pregunta formulada solamente para molestar, Zim respondió rápidamente en su mente un "si"

— ¡Este planeta será más útil que en toda su existencia cuando yo lo conquiste! ¿Cómo no quedarme a verlo? — Dib rodó los ojos, no tenía intención de pelear esta vez, sino de fastidiar a Zim

— ¿Eso significa un "si"? — El último mencionado paró con su pequeño parloteo en seco.

—. . . No.

— Acabas de decir lo contrario

— ¡Mientes! ¡No he dicho algo así!

— ¿Te quieres quedar eternamente conmigo Zim? — Cuestionó de golpe, era una especie de juego que habían formulado ya hace unos meses, que empezó por el Irken, entrometer pequeños coqueteos entre sus discusiones, que más tarde sería adoptado y regido por Dib, que aprovechaba para ver a Zim nervioso, indeciso y principalmente sonrojado, algo que le era muy gustoso de observar. Membrana apoyó sus codos en la mesa, causando más cercanía.

— ¿Y si te dijera que. . . — Susurraba a la vez que imitaba al humano, acercando su rostro al contrario, que no hacía más que corresponder al gesto hipnotizado —. . . que, no humano? — Dib esperaba otra respuesta, realmente, en el fondo, esperaba que algún día Zim quitara su orgullo para decirle que lo quería. . . o bueno, eso pensaba él, odiaba eso, se sentía un poco jugado, pero su consuelo era que él jugaba más con el Irken.

— ¿Totalmente seguro, Zim? — Insistió, dirigiendo lentamente su diestra hacia por debajo de la comisura contraria, notando como un escalofrío le recorrió, y que inclusive temblaba