-Cuatro

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Un mes después. 

Por fin hoy me quitan el yeso de la pierna, es una suerte, porque pica demasiado. Y para mi buena suerte no tengo que ir al colegio, ya que la cita con el doctor es en la mañana. Llamé a Zed y le dije que hoy no pase por mi. Él es uno de los mejores chicos que conozco, es tierno, amable y preocupado por los demás.

No he recibido ni un mensaje, ni nada de ese idiota que yo consideraba mi mejor amigo, pero que importa, a la final resultó que yo no era tan importante para él. 

- ¿Querida estás lista? Vamos a llegar tarde al doctor - dice mi madre desde abajo, yo estoy más que lista. No puedo esperar para que me quiten esta cosa apestosa y molesta

- Ya estoy lista- digo a la mitad de las escaleras, esto de usar muletas es muy irritante, es imposible caminar sin ellas, porque el maldito yeso se rompe, por experiencia propia se los digo. 

Subimos al auto y vamos directo al consultorio de mi doctor, que está más bueno que las vacaciones en la playa. 

- No quiero que te le quedes mirando al doctor Hayle 

- No es mi culpa que sea tan guapo 

- De igual manera, pareces una loca cuando lo miras 

- Es que está para comérselo 

- Controla tu vocabulario cuando estemos ahí dentro. 

- No prometo nada 

- Te compro pastel de chocolate 

- ¡Trato hecho! - nada mejor que el pastel de chocolate  

- Así me gusta, ahora subamos al consultorio para que no llegues tarde a clase  

- Si capitán 

Entramos al consultorio de mi sexy doctor y mi madre me ve con su cara de espero que te comportes, como si no me conociera yo soy un ángel caído del cielo. 

- Buenas tardes señora Ramírez, hola Haley -saluda el doctor 

- Buenas tardes- decimos al unisono 

- Vamos a quitarte ese yeso 

- Quíteme los que quiera - digo tan bajo que solo mi madre escucha, me mira molesta ¿Qué? Un comentario no hace mal a nadie. 

- Recuéstate ahí y quédate lo mas quieta que puedas hasta que termine- hago lo que me pide y veo que saca una sierra eléctrica.

- ¿Acaso me va a cortar el pie a la mitad?

- No, esto es solo para cortar el yeso, nada más- explica

- Igual, no pienso dejar que acerque eso a mi pierna- digo levantándome de la camilla- vámonos madre, recorde que tengo algo en el instituto

- No nos iremos hasta que te quiten eso de la pierna- dice mi madre riendo- Y si ya te encuentras mejor para ir a clases, yo te llevo cuando salgamos de aquí.

- Esta bien, dejaré que me quiten esto, pero solo si no me llevas al instituto y me compras pastel y helado

- Lo que quieras, pero deja que el doctor haga su trabajo

- Siga papacito con su trabajo- ¡Ups! se me escapó, mi madre esta a punto de matarme con la mirada, mientras que el doctor esta tan rojo como un tomate.

- Ya, pero quédate quieta, y te doy un chocolate cuando termine- me ha convencido, hermoso ángel

- ¿Puedo gritar?

- Todo lo que quieras, después de todo con esto no se te va a escuchar nada- dice mostrándome la máquina de tortura, bueno no es una maquina de tortura, pero hay que darle sabor a la historia.

No te debes enamorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora