1.

3 0 0
                                    

Grecia Khorithi 

Habitantes 29,091
Hora: 3:30 AM

El otoño se acercaba y el viento se hacía presente agitando las ramas de los árboles provocando unos cuantos crujidos en medio de la oscuridad.

Adelina dormía con tranquilidad a pesar de todos los demonios que la atormentaban dentro de su cabeza a diario, no había ningún solo ruido en toda su casa, sólo un pequeño goteo que provenía de la llave del fregadero, sin pensarlo dos veces se levantó de su cama y sin prender las luces se aproximó hasta la llave para cerrarla, volvio a su cama para volver a su sueño, pero se vio interrumpida al escuchar un pitido que se escuchaba lejos pero en cuestión de segundos aumentaba.
Se tapo los oídos con fuerza y sin temor alguno se levantó para aproximarse a la ventana para ver qué provocada tan horrible sonido pero antes de tocar la cortina, todo se iluminó como si el sol hubiera salido.
Desesperada recorrió la cortina para ver qué era aquello que iluminaba tanto y por supuesto provocante de tal sonido.

Pareció ser envano ya que todo se volvió obscuro, obscuridad era lo único que se lograba ver, la calle estaba sola, desierta, se acercó más a la ventana tratando de averiguar más pero en un abrir y cerrar de ojos una mano se estampó sobre el cristal que se encontraba frente a ella.

—¡Mierda! —Exclamo con fuerza y de un brinco llego a su cama, volviendose a tapar con las cobijas —Me encontró, me encontró —Comenzó a temblar y un recuerdo fugaz se hizo presente.

—Por favor déjame, ¡lárgate! —Se recargaba en la puerta de madera tratando de impedir que aquel hombre logrará entrar.
—Eres mía pequeña, sólo quiero jugar —golpeo la puerta con más fuerza.

—Te lo suplico, vete —las lágrimas inundaban sus mejillas, se aferraba a la puerta tratando de impedir el paso de aquel hombre.
Volveré mi pequeña. —lo golpes sesaron —Eres mía, sin importar a dónde vayas.

Entre lágrimas por aquel recuerdo, volvio a la realidad y se percató del silencio que inundaba, se levantó y volvió abrir la cortina, dándose cuenta que no había nada, decidida tomo su celular y abrió la puerta trasera para salir a ver; no había nada y volvió a su habitación.

Miro el cigarrillo que sobre salía de la cajetilla que estaba sobre la mesa de noche y lo tomo sin pensarlo dos veces, lo encendió y le dió una calada —Debo dejar de fumar tanta hierba —miro aun lado de la cajetilla — de tan mala calidad.

Termino de fumarlo y se devolvió a su cama donde después de varios intentos logró dormir.

Narra Adelina

El olor a tocino inundó mis fosas nasales, recordándome a la cocina donde cada mañana estaba mi padre preparando el desayuno a compañía de mi madre.

Abrí los ojos de golpe al recordar dónde estaba y lo mas importante, que ¡vivía sola!

Salí disparada al armario donde trate de buscar algo que sirviera para defenderme pero no había nada, así que baje con mucho cuidado para ver quién demonios cocinaba.

Era un hombre de unos 30 años, bastante alto de test blanca, luciendo una melena lacia de color negro azabache.

—¿Qué haces en mi casa? —Lo encare por que no era a la persona a la que realmente le temía.

Competencia De DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora