13•Apodos Problemáticos

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El primer apodo que tuve, dejando de lado el familiar (Ana), fue Anabella. Mi queridísima maestra de Ciencias, en mis últimos 3 años de primaria, fue quien me llamaba así siempre. Jamás podría olvidarla, incluso si ya no se encuentra entre el mundo de los vivos. En la escuela intermedia, tuve una amiga que me llamaba Annie the Dark. ¿La razón?, creepypastas. No sé si estábamos demasiado obsesionadas con el tema, pero nuestra imaginación podría haber llegado a ser realmente terrorífica, sádica y un poco perversa. Luego, otras amistades, lo acortaron a Annie y básicamente así se ha quedado. Aunque a veces también me dicen Ana y quienes realmente son un dolor en el trasero, me llaman por mi nombre. Mi primera pareja en ponerme algo así como un apodo, optó por Anaberu. Técnicamente es mi nombre en japonés, lo sé, típico de otakus. Pero ¡así éramos y lo seguimos siendo! No recuerdo la última vez que me llamó de esa manera, pero es bastante obvio que fue antes de que yo le terminara. En cambio, yo le tenía Dr Engel. Sí, así como el guapo doctorcito de la historia titulada exactamente así. Aún al día de hoy, seguramente, él odia que le diga así; la razón es completamente un secreto. Por último, ¡An! Sip, así me dice un exnovio. Realmente no sé si odiarlo, la verdad, me parece algo extremadamente vago. Aunque yo igual suelo poner apodos así de vagos, como: Cisco, Naye, Dily, Koko, Jeyjey, Xama, Dami, Gordi, Adri, Abdi, Eddie, Lí, Pao... Y por ahí sigue.

Datos innecesarios y que ni les importa, pero esta es mi sección.

Anabelle Morera

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