Capítulo XII

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La noticia la había dejado con una inquietante sensación, en parte la conocía ya gracias a Anthony, era difícil no recordar la alegría de los sucesos positivos, pero al mismo tiempo se mezclaba con la ansiedad de no saber lo que vendría más adelante y esa sensación no le gustaba para nada. No estaba acostumbrada a sentir ni temor ni preocupación al extremo de que se afectaran sus pensamientos.

Y era precisamente eso lo que le sucedía, llevaba días pensando en lo que sucedía con Bowen y la Alianza Humana, en todo el asunto de los ataques a simpatizantes y como un grupo de extremistas podía llegar a evitar que se unieran de nuevo las tres razas. La Coalición no contaba aún con la fuerza necesaria y la población en general no terminaba de creer en el nuevo orden social que proponían.

Nikita miraba a lo lejos a través de una de las amplias ventanas de su oficina personal, el sol empezaría a bajar pronto y esconderse tras los edificios y rascacielos de San Francisco.

Mientras detallaba aspectos del paisaje que nunca hubiese notado estando en el Silencio, su mente seguía dándole vueltas a las ideas y estrategias que se debían poner en marcha no solo para proteger a todos los involucrados con la Coalición, y a quienes ejecutaban los programas de unión de las razas, sino también para convencer aún más a los que se encontraban temerosos o con duda sobre las ventajas de abrazar un nuevo orden Post-Silencio.

Ella tenía claro una cosa, no podían continuar apartados, mirando a todos desde sus altos rascacielos y esperando a que ellos dieran el primer paso, eso no era plausible. Su raza necesitaba a los humanos y cambiantes, no al revés y si querían que esas razas confiaran en ellos debían demostrar con hechos que estaban dispuestos a darles la mano, a pedirles ayuda, a ganarse su confianza.

Anthony había empezado a dar esos pasos, se reunía con los Concejales, el Gobernador y el Senador de California y hasta había tenido un encuentro en privado con el mismo Presidente de los Estados Unidos tan solo dos días atrás. Kaleb tenía a Silver y a Sahara como sus enlaces en el mundo humano, y aunque seguía mostrándose huraño su compañera tenía el carisma suficiente como para ganarse el corazón de los más reacios.

¿Qué podía hacer ella? Aún no lo tenía claro, pero mientras miraba la invitación que Ivy Jane le acababa de enviar para un concierto en la Filarmónica de San Francisco una idea se le empezaba a formar en la cabeza.

"Espero que todos asistan."

La voz de Ivy Jane era una brillante estrella de colores y emociones en la PsyNet, iluminando a todas las mentes oscuras de aquella bóveda de la Coalición.

"¿Crees que esto sea apropiado dado a lo ocurrido con Bowen Knight?"

Nikita tenía claro que Kaleb no preguntaba aquello por el estado de Bowen, sino por sí mismo. Ivy Jane Zen les pedía a todos aquellos Psy que se enfrentaran a un ambiente social y presentaran sus caras frente a los humanos que asistirían, que les hablaran, que dieran sus opiniones ¿Y por qué no? Disfrutaran un poco de la música.

"Bowen aprobó esto. Cree que es correcto que presentemos un frente unido."

Bo había despertado del coma semanas después del atentado y se estaba recuperando en una localización desconocida. El público en general creía que él continuaba en estado vegetativo o muerto, la Alianza Humana lo prefirió mantener así pero sorprendentemente decidieron informar de ello a la Coalición, quienes habían ofrecido ayuda y absoluto silencio.

"Si te preocupa la seguridad, esta estará al máximo."

La voz marcial de Aden era inconfundible. Él no pondría en riesgo a los E que asistirían aunque todos podían percibir la sonrisa irónica de Kaleb, la seguridad para él era lo de menos.

Lonely, too LongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora